Dicen que lo que mal empieza mal acaba. Aún es pronto para vaticinar cómo puede acabar el asunto de la gasolina obligatoria en el Nacional de Rallyes, pero lo que si podemos asegurar es que ha empezado con muy mal pie.
La medida fue anunciada por sorpresa una semana antes del inicio del Campeonato sin dejar apenas margen de maniobra a los equipos. Pero peor fue la situación en la prueba inaugural de la tierra, en Huelva, cuando el camión sufría una avería y no podía dar servicio a los participantes.
La situación se ha tornado de lo más surrealista en Canarias, a los primeros rumores de imposibilidad de facilitar el suministro de la gasolina Panta, le siguió la confirmación de que no sea haría con el camión, pero se prestaría el servicio de forma manual. Pero la sorpresa llega a tan sólo 2 horas del inicio del rallye cuando se publica un complemento al artículo 8 de la prueba, en el que el colegio de comisarios deportivos decidía anular la obligatoriedad de uso de la gasolina Panta de 98 octanos.
¿Alguien entiende algo?
Al menos queda el consuelo de saber que se ha sentado un precedente para permitir a los organizadores de un rallye el decidir sobre el cumplimiento de la norma.