Diez, nada más y nada menos, entre 1987 y 2003. Con semejante palmarés y tan involucrado en la organización de esta prueba, a nadie le cabe ninguna duda de que siempre que se hable del Rallye de Ferrol la prueba estará irremediablemente relacionada con la figura de Germán Castrillón. Ese piloto que, como recordaba con un compañero de cunetas y salas de prensa, era rápido como un demonio, fino en las trazadas como un neurocirujano y con un coche que, pasase lo que pasase, siempre veías impoluto.
Difícil va a ser buscar un sustituto a esta figura; ni los tiempos, ni los coches, ni los rivales son los mismos… en un rallye, además, que es de los complicados de verdad en el Campeonato de España. Germán lo ha sido y lo sigue siendo todo en el Rallye de Ferrol. Por eso intentar robarle cinco minutos en plena celebración de esta prueba se hace una labor harto complicada y por eso intentar pedirle que rememore sus grandes épocas requiere o una larga sobremesa o un resumen somero con dos o tres rápidos recuerdos, “algunos de ellos muy especiales” como nos recalca. “Sin duda, entre los mejores está la edición de 1987 en la que conseguimos la primera victoria en este rallye, porque era y es el rallye de casa y porque estaba empezando en el mundo de las carreras y aquello era un espaldarazo muy importante. Otro gran momento fue en la edición de 1990, en la que corríamos con el Ford Sierra Cosworth con el apoyo de la red de concesionarios gallega y habíamos encadenado cinco victorias consecutivas, entre ellas también el Rallye Rías Baixas, una victoria muy importante. En general todos han sido grandes momentos… especialmente porque eran carreras muy disputadas y ahí si que tengo un grato recuerdo de las intensas batallas que manteníamos con Manolo Senra. Fueron momentos muy bonitos”.
Ferrol mantiene intacta esa relación amor/odio con muchos pilotos. No es carrera fácil, como hace unos días comentábamos en un artículo de esta web. Pero precisamente esa característica hace de la prueba gallega una de las asignaturas pendientes para cualquier piloto (y copiloto) que se precie. Así lo entiende nuestro protagonista ante la pregunta de si ha cambiado mucho esta prueba con el paso de las ediciones. “Ahora los tramos son más largos que en mi época, pero son casi los mismos y no han cambiado sus particularidades” nos asegura Castrillón. “Son tramos difíciles, pero así entiendo que debe ser un rallye; un cúmulo de retos que los equipos deben superar en cada momento. Creo que si un piloto quiere progresar y aspirar a más tiene que aprobar esta asignatura que es el Rallye de Ferrol. Carreteras rápidas y estrechas, con zonas poco vistas y sin muchas referencias a la hora de frenar, exigen unas buenas notas y son un reto para pilotos… y también para copilotos, ¿eh?, porque su labor aquí tampoco es nada fácil. Se dice también que no es rallye para los GT, y que en los tramos de ayer viernes tendrían muchos problemas… la realidad, como se ha podido ver, ha sido bien distinta y viene a demostrar lo que digo”.
Y si lo dice Germán Castrillón algo de razón tendrá, ¿no?. Pues tiene más ejemplos de que Ferrol es todo un Máster en esta especialidad. “En 2004 la victoria fue para Dani Sordo”, recuerda, “y por la forma en cómo lo hizo tuve muy claro que era un chico al que su progresión le iba a llevar muy lejos. No me equivoqué”.