¿Os acordáis de la cara que puso Tommi Makinen cuando le dijeron que Carlos Sainz no había terminado el tramo por los famosos 400 metros («¡trata de arrancarlo!») y que, por lo tanto, acababa de llevarse el campeonato del mundo? Pues la expresión de Andreas Mikkelsen en el RallyRACC hoy ha sido similar.
El noruego, segundo en la clasificación tras aprovechar un pinchazo de Jari-Matti Latvala, había terminado el Power Stage, la última especial, y estaba esperando los tiempos de su otro compañero en Volkswagen, Sebastien Ogier, líder de la prueba. Pero los cronos no llegaban… porque el francés había cometido un error inexplicable -es raro en él, ya lo sabéis-, saliendo larguísimo en una curva y dejándose una rueda de su VW Polo R WRC en un guardarraíl. Tuvo que abandonar. Los periodistas aseguraban a Mikkelsen que había heredado el primer puesto, pero su cara dejaba claro que no entendía lo que estaba escuchando. Miró a Ola Floene, su copiloto, y no necesitó más que su sonrisa para saber que era cierto: había ganado su primer rallye del Mundial.
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- Andreas Mikkelsen con sus fans en el RallyRACC 2015
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- Andreas Mikkelsen en el podio del RallyRACC 2015
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- Paragolpes preparado (por si acaso) en la asistencia de Volkswagen.
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- Dani Sordo en el podio del RallyRACC2015.
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- Llegada de Andreas Mikkelsen a la asistencia de VW tras ganar su primer rallye del Mundial.
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- RallyRACC 2015.
Hemos tenido la suerte de vivir todo esto en el hospitality del equipo, donde los españoles hemos roto el tenso silencio con aplausos (se ve que los alemanes esperaban que ganase Ogier). La llegada de Mikkelsen a la asistencia ha sido explosiva: vítores, abrazos y las lágrimas de un emocionado Floene lo decían todo.
Así ha terminado el RallyRACC 2015. Al igual que ayer, he vuelto a sorprenderme con la cantidad de público en los tramos; hacía mucho que no veía a la autoridad (Guardia Civil o, en este caso, Mossos d’Esquadra) pedir a los conductores que se dieran la vuelta porque ya no había sitio donde aparcar. La caminata hasta el cruce resulta muy gratificante si sabes que allí tienes «ambientazo». Después, más carreras para llegar a tiempo al podio, donde Dani Sordo ha subido al tercer escalón, y la despedida de los amigos que nos dejan en el hotel. Y ahora que me pongo a escribir, me doy cuenta de que en las últimas 48 horas mi sonrisa ha sido constante. Porque un rallye siempre está bien, pero si estás con gente que sabe apreciarlo… es otra cosa. En el Mundial o donde sea.