Cuando a Andreas Mikkelsen le propusieron preparar el Rallye de Australia corriendo varias etapas de la Transalpine 2015, no se lo pensó. No tendría nada de particular si no fuera porque esta carrera se realiza… a pie.
El noruego tomó parte en tres de las ocho jornadas de la prueba. El sábado completó 34,6 km, la distancia que separa Oberstdorf de Lech. La diferencia de altitud era de 2.083 metros… y había 30 grados de temperatura. Cuando llegó a la meta, él y su amigo Anders Bidne estaban empapados en sudor, pero deseando comenzar la segunda etapa, de Lech a St. Anton.
Esta vez eran 24,7 km y «sólo» debían escalar 1.083 metros, pero resultó ser una jornada muy exigente. Mikkelsen y su «copiloto» llegaron a St. Anton dos horas más tarde de lo que habían planeado y Bidne pagó caro el esfuerzo; tuvo que ser «sustituido» por Alexander Gulde, el fisioterapeuta que, inicialmente, estaba en la cita para alentar al noruego al final de cada etapa y, en el peor de los casos, ayudarle a recuperarse. Sin embargo, saltó entre los participantes para «trotar» durante 43 km, con un desnivel superior de nuevo a los 2.000 metros.
Obviamente, Gulde está en forma; de hecho, entrena para el próximo Ironman… Pero se adentraba en territorio desconocido al ofrecerse voluntario para acompañar a Mikkelsen en esta distancia sin contar siquiera con su propio equipamiento. Tuvieron que prestarle hasta las zapatillas, cuenta Volkswagen. Aun así, resultó.
La pareja se animó continuamente; no pararon en el segundo control de avituallamiento y siguieron adelante, ya que se sentían bien. Cubrieron la distancia maratoniana en menos de siete horas. «Nos motivamos el uno al otro y no bajamos el ritmo, especialmente en los últimos 10 km. Fue una locura, pero muy divertido. Hablamos de esto y de aquello… Nos ha unido mucho», ha explicado Gulde.
Mikkelsen también lo pasó en grande, a pesar de la «tortura»: «Ha sido muy duro; mi cuerpo nunca había pasado por algo como esto… y continuarlo durante tres días ha sido extenuante. Pero merece la pena: los paisajes, la gente, el ambiente… Quiero agradecer a Salomon todo el equipamiento», ha añadido.
El noruego ha tenido una preparación perfecta para el Rallye de Australia. Aún sin aliento, pero feliz, comentó en el coche, de vuelta a casa: «Ahora estoy deseando regresar al VW Polo WRC«.