Nani Roma, como el dakariano de pro que es, siempre cuenta con un recuerdo para África cuando se habla de la carrera por etapas más dura del mundo. Él sabe a qué continente pertenece esta prueba mágica y cruel, aunque haya sido obligada a mudarse. Por eso, si le preguntan qué le ha enseñado el Dakar, en sus ojos aparecen las dunas de Mauritania, el Lago Rosa. Y responde sin vacilar: «Yo empecé en África y soy un gran defensor de la carrera allí; se aprende a valorar lo que tienes».
Pero del continente olvidado ha pasado a Sudamérica, donde la acogida (y el volumen de negocio que genera) es tremenda, y toca comentar lo que pasará en 2015, la estrategia de Roma para lograr una nueva victoria en coches, sus rivales y su motivación. Mini reúne a la prensa en su sede de Madrid y ‘Nani’, profesional y cercano -la mayoría de los pilotos del Dakar lo son, debido a ese sentimiento de solidaridad que fragua el desierto-, habla con una sonrisa. Está deseando que empiece la cita.
Los rivales
«Estoy preparado para intentar ganar de nuevo, trataré de hacer lo máximo para volver a estar en lo más alto del podio. ¿Presión? Me la pongo yo mismo. Michel (Perin, su copiloto) y yo somos nuestros principales rivales, somos nosotros quienes tenemos que hacer las cosas bien… Pero no será sencillo. En nuestro equipo, Nasser Al-Attiyah nos va a poner el tema muy difícil; en Toyota, Giniel de Villiers también puede ser un problema, ya que ha mejorado su vehículo y es muy buen piloto. Y habrá que ver cómo funcionan los Peugeot, ya que se trata de una formación que sabe hacer coches», comenta.
La carrera
Pero en el Dakar hay más contrincantes y el principal es la propia carrera. En esta edición, la etapa maratón de Uyuni, en Bolivia, será especialmente dura, a 4.000 metros de altura, dos jornadas sin asistencia que solucione los posibles percances. «La estrategia es pasar el día a día, aunque la etapa maratón será clave. Nos hemos preparado con entrenamiento en altura y también hemos ‘ensayado’ el cambio de piezas. Nos hemos cronometrado para saber cuánto tardamos en reparar problemas que puedan surgir y también hemos estudiado el coche a fondo, tanto la parte electrónica como la mecánica. Por otra parte, tendremos que organizar la logística, ya que los vehículos más retrasados en la clasificación se ‘sacrificarán’ llevando repuestos para los otros… Por suerte, el Mini es un coche muy fiable, el año pasado terminamos los diez que salimos. Es robusto y el motor diésel funciona muy bien», explica Roma.
El Mini All4 Racing
Este año, el coche ha completado 7.000 km de test, se ha trabajado en él desde febrero. Las normas lo han lastrado con kilos extra, así que se han mejorado pequeñas cosas para que siga siendo competitivo («algo que cada vez cuesta más», apunta «Nani»). Se ha cambiado la aerodinámica del techo, elementos de la refrigeración, de la suspensión… Ahora el Mini es más confortable y tiene más tracción. A su volante estará el único ganador español del Dakar en coches y en motos, que se despide mirándome a los ojos y diciéndome con una sonrisa que está muy preparado, que todo está bien. Suerte, grande.