Sebastien Ogier (VW Polo R WRC) ganó el Rallye de Italia y lo primero que hizo fue echarse al agua, bucear en el puerto de Alghero, meta de la prueba, para refrescarse. Se llevó la victoria y el máximo de puntos en el Power Stage, en el que también venció. Y ahora tiene 66 tantos de ventaja al frente del certamen; casi duplica los de su perseguidor más inmediato, Mads Ostberg. Está lanzado hacia su tercera corona… y ha advertido que no piensa aflojar ni variar su estrategia, recoge wrc.com. No esperaba otra cosa, la verdad.
«Mientras no esté seguro de que seré campeón a final de año, sumaré cada vez el máximo de puntos que pueda, porque nunca se sabe lo que puede pasar… Y más en este deporte, en el que pueden ocurrir muchas cosas. La mala suerte puede llegar, aunque por ahora todo está yendo muy bien y no hay motivo para que cambie esta situación», ha comentado.
El francés ha admitido que no esperaba el triunfo en Cerdeña. «Creía que sufriría mucho al tener que abrir la carretera. Hicimos un buen rallye; no perfecto, porque a veces cometí pequeños errores, pero nada grave. Tuvimos que usar mucho la cabeza, ya que los tramos estaban muy complicados en las segundas pasadas. La clave para triunfar en estas condiciones no es atacar fuerte, sino intentar mantener el coche de una sola pieza», explica. Y sabe muy bien de lo que habla, por eso va a ser campeón del mundo de Rallyes en 2015…