Evidentemente, si nunca has estado en una prueba del Mundial, lo primero que debes hacer es ir al Rallye de Finlandia: es mítico y vas a ver imágenes espectaculares. Pero, si ya lo has visitado -o si tus fechas para las vacaciones incluyen más bien la segunda quincena de agosto-, Alemania es una opción más que válida.
Siempre se ha dicho que es una prueba «artificial», que los tramos se han diseñado con escuadra y cartabón (los germanos y sus mentes cuadriculadas, ya sabes el tópico. Y, como en la mayoría de ellos, luego resultan otra cosa) y que los rallyes sobre asfalto son menos vistosos… Cuestión de gustos, supongo, pero te aseguro que te sorprenderá.
Para empezar, la organización es impecable (aquí sí se cumple lo de la eficiencia alemana). Tranquilo, que no te vas a perder buscando los accesos a la especial; están perfectamente indicados desde la salida de la autobahn hasta el cruce del camino vecinal. Además, Trier, sede de la cita, es una ciudad que ofrece muchas opciones si alguno de tus compañeros de viaje no está «muy por la labor» de levantarse temprano para ir a los tramos (ocurre hasta en las mejores familias). Vale, hay que comprar un pase para «entrar» a las especiales, pero con eso se aseguran una serie de servicios al público que te facilitarán la vida, como autobuses que te llevan hasta el lugar exacto que querías ver -y si ellos te dicen que desde ese punto hay buena visibilidad, es que es así-. Es una forma, además, de «cribar» al verdadero aficionado del que va allí por pasar la mañana. Todos sabemos que muchos de esos son capaces de «reventar» el show, así que la idea, en serio, no es tan mala. Duele soltar los 69 euros que cuesta, no te lo niego, pero lo agradecerás.
Si te decides, este año verás una serie de cambios. Para empezar, el viernes se inaugurará con el tramo de Sauertal, cerca de la frontera con Luxemburgo, que se correrá en sentido contrario a como se hizo en 2014. Una especial nueva en la zona de Spangdahlem será la transición ideal entre las regiones de Eifel y Mosela.
El sábado hay pocas modificaciones, pero se mantiene el famoso Baumholder, en el que los grandes bloques de cemento son casi tan protagonistas como los pilotos: una nota en falso, un error… Y el rallye habrá terminado ahí.
Durante el domingo también habrá variaciones: los dos tramos que se disputarán (Stein und Wein, de 20 km, y Dhrontal) tienen pequeños cambios. Este último será el Power Stage, por lo que sus 24 km habituales se recortarán hasta los 15 obligatorios por reglamento, explica wrc.com. Si te decides, presenciarás un gran espectáculo. En serio.