El viernes le preocupó una pequeña fuga de agua que le había obligado a rellenar el radiador con agua de su propio “camelback”, pero se fue a dormir como líder del Rallye de Australia, decidido a mantenerse ahí. Jari-Matti Latvala, su compañero de equipo en Volkswagen, sólo estaba a cuatro décimas de segundo y también tenía entre ceja y ceja el primer puesto en la clasificación. Sebastien Ogier debía ser tan preciso como sólo él sabe para conservar su posición. Y no ha sido fácil, pero su elección de neumáticos le ha ayudado y termina la segunda jornada con casi 12 segundos (un mundo, comparado con la renta de ayer) de “colchón” para afrontar el domingo con cierta… ¿tranquilidad?
El “mano a mano” entre Ogier y Latvala comenzaba en la primera especial, Nambucca, de casi 50 kilómetros. Las fuertes lluvias hacían temer un terreno muy complicado, pero la tierra estaba más seca de lo esperado -eso sí, muy suelta-. La mayoría de los pilotos optaba por compuestos blandos para sus neumáticos, aunque Kris Meeke comentaba que quizá los duros serían más adecuados: “Nos habrían ayudado mucho; tendríamos que haber sido muy valientes, pero habría funcionado”, aseguraba a wrc.com. En cualquier caso, el de Citroën volvía a posiciones de podio tras este tramo, relegando a Andreas Mikkelsen (VW Polo R WRC) a la cuarta plaza.
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También Latvala subió un puesto y se hizo con el liderato provisional en la tabla: este tramo, con largas rectas parecidas a las de su Finlandia natal, le dio una renta de casi tres segundos sobre Ogier, segundo en meta y tan relajado como su compañero. Los dos mantenían la calma, midiéndose y sabiendo que el golpe de efecto podía venir en cualquier momento.
Otro scratch (mejor tiempo) del finés aumentó su ventaja un poco más. En la asistencia remarcó lo mucho que estaba disfrutando. Ogier tenía otra cara: acababa de golpear un banco de tierra y había dañado el paragolpes delantero. “Cada segundo cuenta”, afirmó. Había 4”1 de diferencia entre él y Latvala.
Esta frase también servía para Meeke y Mikkelsen, que seguían enfrascados en su guerra particular: el noruego había vuelto a la tercera posición, pero el margen era tan escaso (ocho décimas) que tendría que aplicarse para conservarlo. Tras ellos, Mikko Hirvonen sufría una pequeña salida de pista que, afortunadamente, sólo le hacía perder algo de tiempo; su Ford Fiesta RS seguía en la quinta plaza, delante de Hayden Paddon, que había ajustado la altura de su Hyundai i20 WRC y estaba más cómodo. El neozelandés se estaba permitiendo el lujo de marcar mejores cronos que Thierry Neuville, su jefe de filas.
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Todo cambió en el segundo bucle. Los meteorólogos anunciaban lluvias, por lo que la elección de neumáticos era fundamental: podía hundirte o lanzarte a la gloria en los 50 km de Nambucca. Y Latvala se equivocó con dos duros y dos blandos, ya que la tormenta no llegó. Ogier, con tres duros y uno blando (y sabiendo que con cuatro compuestos duros habría ido aún mejor) terminó la especial con una ventaja de 9,3 segundos sobre el finlandés.
¿Quién más acertaba en esta “lotería”? Meeke, que se acercaba a Mikkelsen, y su compañero en Citroën Mads Ostberg, que adelantaba a un correoso Paddon. La otra cara de la moneda era para los Ford de M-Sport: sus tres pilotos (Hirvonen, Elfyn Evans y Robert Kubica) optaban por cinco ruedas blandas. La sangría de segundos fue descomunal; Evans incluso cayó al décimo puesto, superado por Neuville.
Después, Ogier amplió su renta un segundito más. Neuville y Evans adelantaban a Kubica, que se salió de la pista al distraerse con una luz de emergencia que parpadeaba en el cuadro de su Fiesta, y Meeke hacía lo mismo con el noruego para regresar al tercer puesto. Sin embargo, estaba preocupado: quedaban las dos pasadas por la súper especial de Coffs Harbour y ahí había perdido el liderato la noche anterior. Sabía que los Volkswagen son fuertes en estos tramos.
No se equivocaba: Mikkelsen le superó en el primer paso por esos 1,56 km, que debían hacerse eternos para el piloto de Citroën. Después, cedió un poco más de tiempo, no mucho… Pero el desastre llegó con una penalización de 1’01” por “recortar”: ahora Meeke es quinto, tras Hirvonen. VW va camino de su primer triplete. Mañana (para nosotros, esta madrugada) tienen 89,6 km para conseguirlo.
Clasificación provisional Rallye de Australia 2014, etapa 2
- Sebastien Ogier (VW Polo R WRC), 2:03:55.3
- Jari-Matti Latvala (VW Polo R WRC), a 11,8”
- Andreas Mikkelsen (VW Polo R WRC), a 25,3”
- Mikko Hirvonen (Ford Fiesta RS WRC), a 1:27”2
- Kris Meeke (Citroën DS3 WRC), a 1:27”8