Durante muchos años, el país de los canguros y los koalas tuvo un papel secundario en este deporte. Tan sólo el Southern Cross Rally, de 1966 a 1980, en el que participaban equipos oficiales de Europa y Japón, logró relevancia internacional. Sin embargo, en 1988 se creó un nuevo evento: el Rallye de Australia, que entró en el WRC un año después. Perth fue su base durante más de 15 temporadas; la prueba era famosa por el tramo de Langley Park, especialmente concebido para los espectadores, que se llevaba a cabo con un fondo incomparable: los rascacielos de una ciudad de más de un millón de habitantes. También era notable la superficie de sus pistas, cubierta de una gravilla esférica que hacía que avanzar fuera igual que conducir sobre canicas. Tras un breve paso por Kingscliff en 2009, se trasladó a la región de Coffs Coast en 2011. Y allí sigue…
1989: Una demostración de fuerza en el debut
Había llegado al WRC para reemplazar al Olympus Rally estadounidense y la cita australiana impresionó a todos con una organización casi perfecta. También hubo sorpresas en lo deportivo: después de más de un año, el Toyota Celica GT-Four logró su primer triunfo en el Mundial, lo que ponía a los japoneses en la senda de un título que conseguirían en las temporadas siguientes. En Australia se beneficiaron, eso sí, de una mala actuación de Lancia.
1996: Tomando un baño
Se supone que Australia es el continente más seco del mundo, pero en 1996 un paso de agua en el tramo de Bunning causó el caos… y proporcionó un gran espectáculo al público, todo sea dicho. Tommi Makinen (Mitsubishi) cruzó de forma magistral, pero el resto de los pilotos, uno tras otro, destrozó la mecánica de sus coches cuando el líquido entró en el motor. Algunos incluso se pararon antes del río y no se la jugaron. Finalmente, el organizador tuvo que anular la especial; la victoria en la prueba y el título mundial fueron para el finlandés.
2005: La hora de los «perdedores»
En Perth tuvo lugar una curiosa final para el certamen de ese año: los cuatro pilotos con más éxito en la temporada 2005 se vieron obligados a retirarse, dejando el camino libre a los «no habituales». François Duval (Citroën) logró aquí su único triunfo en el WRC; Manfred Stohl (con Citroën también) se coló en el podio con su coche privado; el local Chris Atkinson (Subaru) llegó a liderar la cita… Y Colin McRae impresionó en su regreso al Mundial con un Skoda Fabia. Aun así, esto no cambió nada en el certamen, que ya había conseguido Sebastien Loeb.
2011: Todo mojado
Los pilotos de Citroën en esa fecha no querrán recordar cómo se desarrolló el primer Rallye de Australia en su «nueva casa». El suelo estaba tan mojado que Loeb y Sebastien Ogier sufrieron sendos accidentes, poniendo fin a sus esperanzas de un triunfo. El último incluso se vio afectado por una penalización de diez minutos, lo que permitió a Loeb adelantarle en la clasificación y lograr, al menos, un punto. Los beneficiados por esta situación fueron los representantes de Ford, Mikko Hirvonen y Jari-Matti Latvala: consiguieron un doblete que nunca estuvo en duda.
2013: El título tan cerca… y tan lejos
A pesar de que Ogier obtuvo la victoria, no fue suficiente para hacerse con el título mundial de Pilotos. Habría necesitado un sólo punto más, pero los acontecimientos se precipitaron. Su compañero de equipo, Latvala, pinchó 15 kilómetros antes del final de la última especial. No importaba, porque el segundo puesto de Hirvonen aseguraba el cetro a Ogier… Pero el finlandés también pinchó y cedió su posición a Thierry Neuville, que de esta forma conservó sus opciones a la corona mundialista.
2014: Primer triplete
El Rallye de Australia del año pasado fue casi perfecto para Volkswagen, que logró el triplete y el título de Constructores. Ogier fue el vencedor, por delante de Latvala y de Andreas Mikkelsen, tercero. Resultó inolvidable para la formación alemana, que quiere repetir este año… por lo menos, en lo que respecta a hacerse con el campeonato antes de que finalice la temporada. Y está muy cerca de conseguirlo.