Me imagino a Jost Capito, director del equipo VW, con esa sonrisa tan suya, frotándose las manos mientras un periodista recoge sus palabras: «Los aficionados pueden esperar otro emocionante episodio del duelo entre el campeón y el aspirante, Ogier contra Latvala«. No hace falta insistir mucho en ello: Sebastien Ogier tiene la oportunidad de reeditar su título en su país natal, donde ya consiguió su primera corona, mientras que Jari-Matti Latvala, su compañero, es el único piloto capaz de aguarle la fiesta y retrasar (o incluso arrebatar, si me permitís el atrevimiento y la fantasía) la gloria que espera el francés.
Capito siempre ha dicho que no hay órdenes de equipo; ahora, con el Campeonato de Marcas en el bolsillo y sabiendo que el ganador del certamen 2014 será, sí o sí, un representante de Volkswagen, tendrían menos sentido que nunca. Así que el bueno de Jost comenta -según recoge wrc.com- que el equipo está plenamente concentrado en esta «impresionante batalla». Desde luego, si su entusiasmo es simplemente una pose para dar más énfasis a la carrera, lo disimula muy bien.
¿Qué tiene que pasar para que Ogier se proclame campeón? Ha de conseguir en Francia seis puntos más que Latvala, lo que lograría con la victoria y un segundo puesto en el Power Stage, por ejemplo. El galo está en su casa, todo parece de su parte. Conoce bien los tramos, a pesar de que sólo dos de ellos son iguales que el año pasado.
¿Cómo son estas carreteras? Para empezar, se encuentran a sólo 200 km de las de las que configuran el Rallye de Alemania, aunque las especiales francesas son más anchas y rápidas. Se trata de la prueba más corta del año, apunta wrc.com; sólo hay 303, 63 km contra el crono, repartidos en 18 tramos. El margen de error es casi inexistente.
Las principales modificaciones se centran en la última jornada, que se traslada de Haguenau, ciudad natal de Sebastien Loeb, a Saverne, al norte de Estrasburgo. Las dos especiales que se disputarán ese día son nuevas… y el Power Stage este año se celebra en último lugar; no es el primer tramo, como en 2013 (Ogier ganó, se hizo con el título ya el primer día del rallye y se acabó la emoción para el resto de la prueba. Bien, los franceses han aprendido…).