Totalmente centrado, con la vista en el recorrido que tienes por delante y el oido tratando de analizar e interpretar cada una de las notas que «canta» tu copiloto. Tu máxima preocupación es ir lo más rápido posible, recorriendo la menor cantidad de metros que se presentan delante tuyo en ese tramo tan enrevesado… hasta que algo te sorprende. Algo de gran volumen y con movimiento errático.
Lo de los animales en los tramos de rallyes es algo que no por habitual deja de asustar cuando tenemos ocasión de ver cámaras on board y los momentos de pánico que se viven en el habitáculo. El piloto nunca sabe si van o vienen, si el bicho se paralizará con el miedo o seguirá su camino con el susto y ello, además de la lógica pérdida de tiempo, deja una sensación, a base de calambres recorriendo la columna vertebral, que tarda un buen rato en pasarse (imagínate que todavía quedan por delante varios kilómetros de tramo).
¿Os acordáis del artículo publicado por nuestra compañera Noemí Alonso al respecto?
Pues añadimos un par de entradas más. La primera, reciente. Sucedió en el pasado Rallye de Santander Cantabria. Los protagonistas son Esteban Vallin, Borja Odriozola, el Opel Adam R2 y un precioso caballo blanco que parecía escapado de La Historia Interminable. (minuto 6:16)
Ello nos recordó un acontecimiento similar, aunque menos bucólico y más bovino. Sucedió en el Rallye Serra da Groba de 2013 (puntuable para el Campeonato Gallego de Rallyes). Aquí los protagonistas son el actual Campeón Gallego Iván Ares, su copiloto Álvaro Bañobre, el Porsche 911 GT3 y una vaca que en el día a día de esta sierra costera del sur de la provincia de Pontevedra pasta a sus anchas por una zona que es poco transitada, más allá de por vecinos de la zona, excursionistas y ciclistas.