Lo comentaba hace poco y lo decía de corazón: no hay un piloto que me parezca más feliz. Lo conocí en el Mundial de Rallyes y siempre (cuando digo siempre, es siempre, en serio) te recibía con una sonrisa y te preguntaba cómo estabas antes de responder a todas las preguntas que quisieras hacerle. Posaba con los fans, bromeaba con ellos, con los periodistas… Daba la impresión de que las cosas le salían de forma sencilla, sin esfuerzo.
En el Dakar, más de lo mismo. Nasser Al-Attiyah entiende la arena y las dunas -vivir en una región como Qatar te da estas ventajas, evidentemente- y, además, es rápido en las pistas. Cuenta con buen material, cierto, que está llevando camino de su segunda victoria en esta carrera de locos, de valientes que desafían al desierto. Ayer ganó su tercera etapa de las seis disputadas hasta ahora, aunque Robbie Gordon y Giniel de Villiers no le pusieron las cosas fáciles. El sudafricano llegó a la meta con sólo 37 segundos de retraso respecto a Al-Attiyah y es su mayor rival en una prueba que, de momento, el qatarí domina sin muchos de los problemas que sí parecen agobiar a los demás.
Para muestra, un par de botones: sabía que lo había hecho bien tanto en los caminos de la primera parte de la especial como en las dunas que cerraban la jornada, pero cuando alcanzó la meta, se sorprendió con su primer puesto. «¿Hemos ganado? Son muy buenas noticias, me alegro de estar aquí», dijo con su inglés de sílabas separadas. La mayoría de los pilotos se quejó del intenso calor, pero él admitió que «hoy ni siquiera he sudado. Hemos disfrutado del día y sólo queríamos mantenernos centrados en nuestro objetivo». Y todo con una sonrisa, de «buen rollo», con el fin de no parecer un prepotente millonario afortunado. Porque Nasser -es de dominio público- no «va descalzo». Tiene el riñón cubierto, le carga la dinamo. Medallista olímpico en tiro, piloto (¿existe un deporte más caro?), creador de proyectos para el Dakar. Así, asumo que es más fácil tener una sonrisa casi permanente en los labios; «el dinero no da la felicidad… pero ayuda», ya sabes.
No por ello deja de esforzarse, no vamos a ser simplistas. El qatarí se preocupa -aunque quizá no dé esa impresión-, busca rigor y profesionalidad en el coche y sabe que en esta carrera no hay nada decidido hasta que alcanzas el podio final. Hoy abre la etapa maratón, que lleva el Dakar a Bolivia por primera vez. «No se trata de la especial más larga, pero no habrá asistencia al final del día», comenta. Su ventaja en la clasificación general, con 11 minutos sobre De Villiers, le ayudará a planear dónde atacar y dónde conservar las fuerzas. Un error (hay numerosos cruces en los que tomar la dirección incorrecta), un problema mecánico antes de llegar a Uyuni y todo habría terminado. Y aún quedará el camino de vuelta a Iquique antes de la jornada de descanso, de la que hoy disfrutan motos y quads. El lunes será el turno del «relax» para los coches y Nasser estará sonriendo… Porque las cosas suelen irle bien a la gente feliz.
1. Nasser Al-Attiyah (QAT)/Matthieu Baumel (FRA) Qatar Rally Team 19h 30m 44s
2. Giniel de Villiers (RSA)/Dirk von Zitzewitz (ALE) Toyota All Speed +00:11:12
3. Yazeed Al-Rahji (SAU)/Timo Gottschalk (ALE) Toyota +00:28:44
4. Krzysztof Holowczyc (POL)/Xavier Panseri (FRA) Mini +01:00:53
5. Bernhard Ten Brinke (HOL)/Tom Colsoul (BEL) Toyota +01:04:23
6. Erik van Loon (HOL)/Wouter Roesegar (HOL) Mini +01:06:43
7. Christian Lavieille (FRA)/Pascal Maimon (FRA) Toyota +01:27:22
8. Carlos Sousa (PRT)/Paulo Fiuza (PRT) Mitsubishi +01:42:45
9. Ronan Chabot (FRA)/Gilles Pillot (FRA) SMG +01:49:27
10. Stephane Peterhansel (FRA)/Jean-Paul Cottret (FRA) Team Peugeot-Total +01:49:41
Fotos: Red Bull Content Media Pool, Mini, Infoesport.