Ahora que Audi y Volkswagen anuncian su camino hacia el deporte de motor con energías limpias –espoleados por el dieselgate– cobra mayor trascendencia el proyecto liderado por la empresa española Acciona y que por tercer año consecutivo llevará al Dakar un vehículo totalmente eléctrico.
Hemos hablado de este proyecto en ediciones precedentes del Dakar y lo que entonces parecía una locura, actualmente es una realidad a la que muchos ponen su atención esperando que cumpla ya con el objetivo de terminar la dura prueba suramericana. Están cerca, pues a principios de este año 2016 lograron completar el 80% del recorrido, abandonando en la etapa 11ª.
Este año repiten con el piloto argentino Ariel Jatón a los mandos y con un vehículo en constante evolución y mejora; especialmente en lo relativo al peso total y a la gestión y recarga de la energía, el verdadero handicap con el que se encuentra un vehículo completamente eléctrico por recorridos donde hasta es complicado acceder a combustibles fósiles.
Con todo, el T1 se planta en poco más de 2 toneladas de peso que deberá mover un motor síncrono con una potencia equivalente a 340 CV y un par motor de camión: 800Nm. Se estima que en carrera las baterías pueden aguantar en torno a 200 km de recorrido antes de tener que sustituirlas. Son de recarga rápida, en torno a 60 minutos, y con ellas tendrá que jugar el equipo para completar los 9.000 km de recorrido total de esta prueba. La meta está cada vez más cerca… y huele a que será una de las opciones de futuro a medio plazo.