Hace algunos meses, coincidiendo con el Rallye de Santander, manteníamos una distendida charla con el ya nuevo Campeón de España de Rallyes 2016 que finalmente terminó en una pieza de algo más de un minuto, incluida en el resumen de aquella prueba que se emitió en Teledeporte. Ya por entonces nuestras preguntas giraban en torno al hecho de que alguien de una localidad tan aparentemente alejada del mundo de los rallyes como es Tarazona (casi a medio camino entre Logroño y Zaragoza, provincia a la que pertenece) recaló en este deporte… y de qué forma.
Cristian nos contaba alguna de las muchas dificultades con las que se encontró en su momento, principalmente relacionadas con los patrocinios. «Imagínate tratar de vender allí a las empresas un programa en los rallyes», nos decía el de Mistusbihi, «¿en los qué?… te contestaban». Claro, uno piensa en esa provincia aragonesa y lo primero que le viene a la cabeza es la Baja España, la relativamente cercana localidad turolense de Alcañiz y su gran vinculación con el mundo de los circuitos, y algún que otro trazado de karting con peso en certámenes nacionales e internacionales.
Pues sí, de allí ha llegado este joven de permanente sonrisa profident, educación extrema y trato agradable con todo el mundo. El mismo chico que en sus primeras incursiones en el Nacional de rallyes descubría que lo que para un piloto del norte era un tramo que patinaba algo, para él era «una pista de hielo». El mismo que el pasado invierno prácticamente estaba en la estacada y al que el equipo Mitsubishi le dio la oportunidad de afrontar un programa que ha terminado en título. El mismo que tiene entre su equipo de mecánicos a su propio padre, ex piloto que tuvo que dejarlo por un accidente y que con un discreto abrazo en medio del barullo y algarabía del parque de trabajo final, celebraba con su hijo algo que -a buen seguro- él hubiera soñado conseguir.
Sí, las circunstancias y la normativa abrieron el camino, pero no es menos cierto que el propio Cristian ha demostrado ser un piloto rápido y regular, que ha cometido muy pocos fallos y ha cuidado la mecánica pese a los malabarismos que, como en Llanes, tuvo que hacer en alguna ocasión. En internet hay vídeos que muestran esa conducción al límite.
Llanes fue suyo de principio a fin. Pensábamos que se tomaría las cosas con calma e iría a terminar y a conseguir el título sin arriesgar; evidentemente nos equivocamos de forma estrepitosa. La carrera, además, iba de doblete, salvo que la suerte y la mecánica han vuelto a dar la espalda a su compañero de equipo, Alberto Monarri. Merece más el madrileño; algún día llegará y entonces se hará algo de justicia.
Llanes dejó muy pronto fuera de juego a dos equipos que llevaban el camino de animar la prueba. Sergio Vallejo venía lanzado del Princesa; Manuel Mora lo hacía con la lección aprendida y ganas de agradar. Pero Llanes también regaló a los aficionados el intenso duelo entre los R5 de Surhayen Pernía y Miguel Fuster; ese tipo de peleas que deberían ser la tónica general a partir de la próxima temporada, si la normativa va por donde tiene que ir. Lástima que «una piedra se cruzó en mi camino», como dijo el alicantino al finalizar la cita asturiana. Inoportuno pinchazo que le relegó a la cuarta plaza y permitió a Oscar Palacio subir al podio. Llanes se la debía al que nunca va despacio después de aquel duro golpe de hace tres años.
Por lo demás, Dani Marbán mantiene con orgullo el pabellón GT. Es el único que ahora sigue el Nacional y parece haber dado con esa tecla que hace del Lotus un coche rápido… no hay más que verlo en tramos. Los Burgo volvieron a recordar que era eso de correr con un Mitsubishi Evo; y no es moco de pavo. Pedro dio muchas victorias a este coche y esta marca, y conoce todos los secretos al dedillo. Pero seis años desde la última participación son muchos, con WRC, GT y R5 por medio… así que poco más se podía pedir tras un inicio con problemas de frenos. Sí, sigue segundo del campeonato, aunque parece que el lucense no da demasiado peso a este hecho, centrándose más en el presupuesto necesario para 2017.
Adrián Díaz ha tratado de recomponerse rápido tras el susto del Princesa (¡ánimo Andrea!, ya queda menos). No logró la victoria en las dos ruedas motrices. Fue por poco y Dani Peña suspiró aliviado al final del rallye. Esteban Vallín estuvo en la prueba de su casa, aunque no el equipo Opel, y con su Adam blanco inmaculado sumó puntos vitales de cara a la consecución del título en R2… cosa que ha hecho, por ejemplo, Efrén Llarena entre los Swift de la Copa; resolución que normalmente se prorrogaba hasta la última prueba en las temporadas precedentes.
Y terminamos con la agradable noticia de ver sonreír como pocas veces a Joan Vinyes. Año y medio después el andorrano se ha subido a un coche de rallyes. Ha probado, la cosa ha ido bien y mientras sigue con el proceso de recuperación de las secuelas tras su accidente de esquí, seguro que ya está descontando los días para su siguiente participación. Fue una de las estrellas del rally y así se lo hicieron saber la propia organización y los aficionados.