Nací en noviembre de 2000 y por ello nunca tuve la suerte de vivir -de forma consciente- alguna edición del Rallye Ciudad de La Coruña. Puntuable para el Campeonato de España y en la recta final también para el Campeonato de Europa, los más jóvenes sabemos -a través de relatos de mayores, fotos y vídeos- que aquello era la hostia. Ya no solo la propia carrera sino los entrenamientos con los muletos en tramos tan míticos y populares como Monfero, Villozás, Monte Xalo… De toda aquella historia, me atrevería a decir que lo que más ha quedado para el recuerdo ha sido el parque cerrado en la Plaza de María Pita. Todos los pilotos y aficionados querían -y quieren- una foto allí.
Que la ciudad de cristal vuelva a tener rallyes con epicentro en ella y que por las calles veamos coches de carreras, tenemos que agradecérselo a dos partes. Por un lado a One Seven, cuya cabeza visible es Álvaro Muñiz, y por otro lado al Club Rallye Rías Altas, formado por las Escuderías Ferrol y Coruña.
Los primeros nombres sacaron adelante el 20° Rallye de A Coruña, puntuable para el Campeonato Gallego. Mientras tanto, también en 2015, los segundos crearon el Rallye Rías Altas, valedero para el Campeonato de España para vehículos históricos.
Siempre he vivido de lunes a viernes en la ciudad coruñesa y he estudiado allí. Empecé en parvulario con tres años y nunca me coincidió tener un compañero al que le gustaran las carreras o que tan siquiera supiera de qué iba el tema. Nunca hasta 2015. Porque lo cierto es que yo he sido testigo de lo que está influyendo -lentamente, claro- el regreso de este deporte a la ciudad.
Aunque desde ese año ya algún compañero me decía “este fin de semana vi coches de rallye por el centro…”, fue en 2017 cuando una compañera me comentó, en referencia al parque cerrado del Rías Altas, “el sábado tuve una cena en María Pita y estuve por allí viendo los coches”. De todas formas, estas declaraciones eran muy lejanas y de gente que vio los coches de refilón, pero hace ahora un año, y por primera vez en mi vida, el lunes un chaval me dijo que había ido al rallye con unos amigos. “Mira, tengo este arañazo en el brazo porque el sábado rocé con una silva, subiendo un balado en un tramo”.
Si entre todos conseguimos que esta bonita historia continúe, estoy convencido que gente coruñesa, ahora poco o nada atraída por el automovilismo, acabará despertando interés por saber qué se cuece en este mundo…
Hace pocos días escuché en Radio Galega una entrevista a José Pintor, la cual me animó definitivamente a hacer realidad estas líneas. “El último tramo de este sábado es justo donde está la casa de mis padres. Cuando era del Campeonato de España ese tramo se hacía y allí echaba un mes cuando venían a entrenar… Allí estaba yo. Salía del colegio e iba corriendo para estar en el tramo”, decía.
Quizá si nunca hubiera la prueba coruñesa el Campeón de España en 2017 no hubiera conocido los rallyes. Con ello, A Coruña y toda Galicia no tendrían a día de hoy a toda una figura del motor…
¡¡¡GRACIAS ÁLVARO, GRACIAS ONE SEVEN, GRACIAS CLUB RALLYE RÍAS ALTAS!!!