Apenas 64 km de especial en la jornada de hoy. Puede ser poco… o mucho, según se mire. El caso es que Stéphane Peterhansel está a punto de lograr su 13ª victoria en el Rallye Dakar, lo cual es decir mucho para alguien que a sus 51 años sigue demostrando que en esta disciplina, y sobre todo en esta prueba, él es el auténtico rey. Parece mentira pero año a año, mientras todos se enzarzan en peligrosas peleas en las etapas iniciales, el francés sigue demostrando que a él lo de las victorias parciales bien… pero mola más ser el que ríe el último.
Parece que va y no va, empieza atrás perdiendo tiempo y, de repente, sin saber cómo ni cuándo, el tipo se coloca en primera posición de la general y a por otra. Este año ha tenido un duro rival en su compañero de equipo Sébastien Loeb. Está claro que si no va de esta, será en la siguiente, pero Loeb es de otra pasta y tiene el Dakar en su punto de mira; ah! y con su copiloto de siempre -pese a las pedradas que le han caído, especialmente el pasado año, a Daniel Elena-.
Loeb lo intentó en la etapa de ayer, clave si pretendía logar el título en esta edición del Dakar. Atacó fuerte, trató de recuperar el tiempo que le distancia de Peterhansel en la general y algo logró… hasta que un pinchazo echó por tierra todo ese esfuerzo. Pese a ganar la etapa, Loeb cede cinco minutos y medio con Monsieur Dakar y ya ayer mismo reconocía en las redes sociales la realidad de los hechos. Gran detalle acordarse de su copiloto. «No había mucho más que hacer», en referencia al gran trabajo de Daniel y por si algún crítico pretendía culparle del resultado final.
Peugeot, pese las muy discutidas declaraciones de Carlos Sainz al principio del rallye, ha vuelto a ser una marca invencible. Bien es cierto que Toyota pronto se quedó sin quien parecía ser su punta de lanza: Nasser Al Attiyah. El qatarí demostró que quizá la ventaja la siguen teniendo los 3008 DKR y que para estar con ellos tuvo que arriesgar más de la cuenta… y le salió caro. Sea como fuere, si nada cambia en esta última etapa, Nani Roma habrá salvado los papeles de la marca japonesa (aunque equipo sudafricano) mientras que Giniel de Villiers ha hecho de la regularidad un buen arma para escalar posiciones y terminar cuarto… si Orlando Terranova (mejor Mini clasificado tras los problemas de Hirvonen) no le da hoy ningún susto…