Cuando estás dando los primeros pasos, sea en el mundillo que sea, cuesta empezar. El caso de Daniel Anido no fue una excepción. Hace ahora un año consiguió materializar un sueño de infancia, que no fue otro que debutar en competición. Empezó en el Rallye de A Coruña, prueba muy cercana del equipo y patrocinadores, pero en los primeros compases quedó fuera de combate por una avería mecánica. Fruto de la inexperiencia siguieron cometiendo distintos errores y si en Noia acabaron de milagro arrastrando problemas, en Narón una pequeña salida de pista era un jarro de agua fría.
Con tiempo para recapacitar y revisar hasta el último tornillo del Citroën Saxo, decidieron salir en el Rías Altas Histórico, el verdadero rallye de casa. Como ya contamos en aquel momento, con un debutante Adrián Núñez en las labores de copilotaje, cuajó una actuación digna de mención dentro de las posibilidades… Fueron segundos en Youngtimer y con algún crono destacado en una hipotética clasificación conjunta de todas las categorías.
Desde entonces, celebraciones navideñas de por medio, piloto, copiloto y Álex, hermano del último, dedicaron varias horas de cada noche a revisar la mecánica y sustituir algunas piezas; más por tenerlo todo de mano que por mejorar prestaciones. Esta tesitura… y hasta pleno núcleo urbano de Betanzos, donde tuvo lugar la fiesta-presentación de unos meses que se prevén intensos e inolvidables para ellos.
Como no podía ser de otra manera, han empezado la temporada en el 23 Rallye de A Coruña, coincidiendo con el inicio del Campeonato Gallego 2019. Un error en forma de trompo al poco de empezar el primer tramo asustó un poco a los del Concello de Paderne, pero un segundo tramo con mucha cabeza y sin errores los empezó a dirigir a la Marina – Parrote, adonde llegaron entre los treinta primeros de la general y terceros del Volante FGA. “El viernes quería coger el cartel de nuestro sitio en el parque cerrado pero Dani no me dejó, a ver si nos iba a dar mala suerte. Me prometió que lo cogeríamos al día siguiente. Al final, mira”, explica anecdóticamente Adrián.
Hasta el Rallye de Noia tres semanas de descanso, en las que poco trabajo tienen que hacer. “Un cunetero roto y algún detalle… Peleando al segundo por subir al podio, en un cruce de la parte media del último tramo nos colamos. Era en bajada, nos metimos muy pronto y atravesamos por el pequeño terraplén. Fueron solo unos segundos pero en el momento… Botes, botes y más botes y ya el miedo en el cuerpo. Pensé que volcábamos porque de hecho, hubo un instante en el que solo veía árboles”, desgrana el copiloto.
Previsiblemente la carrera de la Comarca del Barbanza será la última que hagan hasta junio. Les gustaría correr el Rías Baixas y unos tramos que durante muchos años fueron del Nacional de Asfalto, pero esas semanas el propio Daniel espera ser padre…