Sonrisa de oreja a oreja . La cara de Miguel Fuster al concluir el Rallye Sierra Morena era lo suficientemente expresiva como para reflejar el estado de gracia que está viviendo el alicantino en esta temporada 2015. No es para menos; el año en el que más GT han hecho acto de presencia en el Nacional de Rallyes, él está hilando resultados con un ritmo que de momento no son capaces de seguir sus rivales. Tres victorias de tres participaciones, que prácticamente valen por cuatro.
A punto de iniciar el periplo gallego en el Nacional, Fuster ya hacía cuentas en sus declaraciones a la prensa al final de rallye sabiendo que, a poco que las cosas sigan por este camino, su equipo podría salir de Ferrol con el objetivo de contemporizar en el último tercio de temporada y asegurarse un nuevo título. Pero de momento quedan meses… y carreras, «porque esto no es cómo empieza, sino cómo acaba».
Así que, con Miguel empeñado en no bajarse de lo alto de podio, toca hablar de los rivales. Y en este apartado, con permiso de los hermanos Vallejo y su equipo de mecánicos -que obró el milagro de desmontar, recomponer, montar y redecorar el Porsche en un tiempo récord tras el accidente de Canarias- hay que destacar el papelón que está protagonizando Iván Ares en lo que llevamos de temporada. Quizá para quienes confiaban ciegamente en el actual campeón gallego de rallyes esta situación no deja ser el sueño cumplido de un equipo modesto pero luchador. Para el resto la sorpresa inicial dura poco viendo el ritmo en los tramos que imprime el piloto gallego. El debate entre los Porsche GT3 2008 y 2010 cobra con Ares una nueva perspectiva, a la espera de lo que ocurra en los rallyes Rías, Ourense y Ferrol donde, corriendo en casa, la motivación extra pueda animar aún más este campeonato.
Afrontando las secciones de la tarde en el Sierra Morena Iván esperaba que tarde o temprano la segunda posición que ocupaba fuese cosa de los hermanos Vallejo. Pero el empuje de los lucenses no tuvo el resultado que, parecía, ambos pensaban que iba a suceder. Con todo, el premio de los Vallejo en esta ocasión fue para Diego, uno de esos sufridores natos que aguantaron el tirón de una carrera difícil en muchos sentidos, con un ataque de gastroenteritis quizás consecuencia de su reciente viaje a Marruecos para entrenar con Rubén Gracia su próxima participación en el Rallye Dakar. Quienes saben de esto no necesitarán muchas más explicaciones para comprender que los dolores de cabeza, musculares o de otro tipo se pueden capear, pero un estómago revoltoso en un rallye es la peor maldición que le puede caer a uno.
¿Y los hermanos Burgo? Cuartos y hasta cierto punto satisfechos con lo logrado. «Seguimos progresando y aprendiendo cosas del coche. Quizás lo importante es que ahora sabemos por dónde no tenemos que ir para seguir evolucionando», decía Pedro al concluir la prueba cordobesa. Estrenaron nueva suspensión… o más bien recurrieron a la generalizada en este tipo de vehículos después de probar otras opciones que no daban confianza con el suelo rizado. Y la misma sensación… o esperanza: ahora vienen los rallyes de casa para aprovechar un presupuesto limitado para algunas carreras más.
Entre los dos ruedas motrices, Suzuki ha acertado de pleno con la alternativa Alberto Hevia ante un lesionado Joan Vinyes. Antxustegi llevaba las de jefe de filas y aspirante a la victoria, pero una caja de cambios renqueante, que terminó con solo dos velocidades operativas, dio al traste con unos buenos puntos para él pero no para la marca, que suma y sigue. La historia de Hevia en este rallye, ganador final de la categoría, podéis seguirla en el artículo previo…
Por lo demás, excelente el resultado de Cristian García entre los N+ y Evo Cup que, aunque en solitario en la cabeza, hasta el abandono de Jonathan Pérez -rotura del cambio- y Nil Soláns mantuvo a ralla a sus rivales. No obstante, la animación parece que va a estar a partir de ahora en la R2. Tras las oportunas presentaciones y primeros escarceos en Canarias, Víctor Senra ya tiene de la mano el Peugeot 208 con el que debería correr el resto de la temporada… y lo de correr va en toda la extensión de su significado, porque en Córdoba lo hizo de lo lindo, ganando al Opel de Adam de Esteban Vallín -a quien, ahora sí, vimos forzar el ritmo para no perder comba-. Así que a poco que los nuevos Fiesta R2 Ecoboost vayan bien y Pablo Pazó lo tenga de su mano, podrían presentarse carreras de lo más interesantes en este apartado.
En cuanto al Gr.N, la fuerte salida de Paniceres y un pequeño conato de incendio, que no fue a mayores, dejó en bandeja la victoria a Edgar Vigo, no excesivamente contento ni de la forma en cómo terminó la carrera -por desagradables experiencias pasadas con vehículos de rallye incendiados- ni por el transcurso del rallye, con algunos problemas de transmisión en su Evo X.
Tras las alejadas pruebas insulares, Sierra Morena se encargaba de abrir la veda en las copas de promoción… numerosas en cuanto a participantes. En la Suzuki Swift las cosas siguen tanto más igualadas que nunca. Varios equipos en un puñado de segundos, cambios de liderato y un Fernando Rico que, tras superar problemas con la dirección asistida -menudo sufrimiento si a ello le añadimos el calor reinante- remontó posiciones y se marcó un hachazo final que le aupó directamente a la victoria. Queda claro que la veteranía es un grado, y aquí Fernando tira de galones en la hombrera de su mono.
También con galones, y además con estrellas de muchas puntas, Alberto Monarri ha dejado claro a la competencia de la Copa Dacia Sandero que ya pueden aplicarse si pretenden no solo ganar, siquiera acercarse al madrileño. Claro, no ha habido sorpresas en este sentido, teniendo en cuenta que Alberto es quien más kilómetros atesora sobre este vehículo; por otro lado, un buen referente al que mirar si uno quiere tener un referente para mejorar y progresar en esto del Nacional de Rallyes…