Fueron sólo unos segundos, pero en un rallye ese tiempo es un mundo… y más todavía si quien puede aprovecharse de tu error es Sebastien Ogier. Descubre dónde y cómo Jari-Matti Latvala estuvo a punto de «liarla parda».
Que el Rallye de Argentina no fue fácil lo dijeron todos los pilotos; lo comentaron incluso antes de que empezara la prueba: que si la niebla, que si el barro, que si las zanjas… Y no exageraban en absoluto, vaya eso por delante. Lo peor llegó el domingo, ultima jornada de competición, pero ya antes uno de los participantes había tenido un “susto” que podría haberle costado muy caro. De hecho, le habría supuesto quedarse sin una victoria que se estaba trabajando en medio de unas condiciones dantescas.
Fue en uno de los tramos más complicados del sábado por la tarde, cuando Latvala llevaba 21 segundos de ventaja sobre su compañero de equipo. El finlandés, recoge wrc.com, estaba nervioso en la especial San Agustín-Villa del Dique (imagino que no debe ser muy tranquilizador saber que quien está pegado a tu cogote es Ogier). Poco después de empezar, aceleró antes de tiempo en un punto determinado, sin esperar a que las ruedas se colocasen en la posición correcta, así que el barro atrapó el neumático delantero derecho y el coche hizo un trompo. Después, caló el motor. Y en ese momento crítico en el que casi ves tu vida pasar a cámara lenta ante tus ojos, lo que vio Latvala fueron… los splits. Y éstos mostraban que Ogier estaba siendo más rápido.
“No tenía buenas sensaciones, sabía que las cosas no iban a ser fáciles”, comentó después el finlandés. Pero el galo también “trompeó” y los tiempos se igualaron. Al final del tramo, Ogier incluso perdió la banda de rodadura de uno de sus neumáticos, empeñados en hundirse en aquel barro que lo succionaba todo.
Latvala respiró al fin cuando se vio en el escalón más alto del podio, mientras su compañero le dedicaba palabras de alabanza: “Tanto Jari-Matti como Miika han hecho un trabajo fantástico, se merecían la victoria. Por supuesto, yo vine aquí con el objetivo de ganar, pero no me gustan los rallyes tan duros. Creo que ésta es ahora la prueba más despiadada del campeonato, así que no pasa nada por no haber vencido. De hecho, estoy contento, porque así la gente se dará cuenta de que la victoria no es tan sencilla, ya que a veces lo puede parecer”, añadió. Lleva razón, pero también es cierto que ganar es más fácil para unos (normalmente, para aquellos que tienen un presupuesto abultado y un coche indestructible, sin olvidar, desde luego, una técnica depuradísima) que para otros…