Contenedores y más contenedores: el viaje del Rallye de Suecia al Rallye de México es muy largo… Y este año, además, los equipos se han quedado cortos de tiempo, ya que la prueba sueca se retrasó una semana. Pero con una buena logística todo es posible. Así organiza Volkswagen una operación mastodóntica.
Para empezar, hay que mandar casi 90 toneladas de equipamiento a Sudamérica en barco. Un total de ocho contenedores, con 12 metros de longitud cada uno, guardan lo que después será la espina dorsal de la asistencia de VW en el parque de trabajo. Dejaron el puerto de Bremerhaven (Alemania) para viajar a Veracruz (México) y desde allí, continuaron su recorrido hasta León por carretera.
Como imaginarás, cada centímetro cúbico se aprovecha al máximo. Una de las cajas de acero contiene la cocina, otra lleva la oficina para los directores e ingenieros del equipo. En los demás contenedores, pintados con los nuevos colores de la escuadra germana, se encaja el resto del material… que incluye cuatro VW Golf R empleados para test.
«Hemos realizado grandes mejoras en los detalles respecto a 2014», comenta Lutz Meyer, responsable de Logística. Se refiere, entre otras cosas, a un nuevo generador: «No sólo significa que no tendremos que confiar nuestro aprovisionamiento de energía a los proveedores locales, sino que podremos adaptarlo a los estándares de seguridad europeos», añade.
Los tres VW Polo WRC de Sebastien Ogier, Jari-Matti Latvala y Andreas Mikkelsen llegaron a México una semana antes de la cita; eran parte de las 20 toneladas que se enviaron por avión. «Son sellados en Hannover y procesados únicamente por aduana», explica Meyer. Sólo se desembalan cuando alcanzan su destino: se hace así para intentar evitar cualquier posible daño a una carga tan valiosa.
El responsable de estas operaciones está muy satisfecho con el cambio de Argentina, también retrasado siete días en el calendario: eso le da más aire para respirar. «Si se hubiera mantenido la fecha original, habrá sido imposible trasladar en barco toda la carga de Veracruz a Buenos Aires por el Atlántico. Nos habría obligado a enviarla a Santiago, en Chile, a través del Pacífico». De allí habría tenido que alcanzar Argentina en camión, cruzando los Andes. «Es un camino muy accidentado, con muchos baches, justo la clase de carretera que es mejor evitar si llevas material frágil», concluye Meyer.