Entrevista a Pedro Burgo: “No tengo intención de volver pero alguien está intentando que se alineen los planetas»

| 23/01/2019

Si echamos la vista atrás vemos que hace un par de años el piloto lucense, afincado en Bergondo, sorprendía a propios y extraños el día de Reyes publicando un vídeo que confirmaba la compra de un Skoda Fabia R5 para afrontar el Campeonato de España de Rallyes de Asfalto 2017. Doce meses más tarde, todos creíamos que lo íbamos a ver en el Rali do Cocido empezando una nueva temporada, pero la falta de apoyo económico hizo que decidiera colgar el casco y los guantes, cuando estaban a punto de cumplirse 24 primaveras desde que lo viéramos debutar en 1994.

Independientemente de lo que pueda pasar en un futuro, hemos querido repasar lo que ha conseguido hasta ahora un Pedro de 48 años de edad, cuya carrera deportiva saca a la luz alguna que otra situación difícil de gestionar, que él vivió en primera persona. Corrió en asfalto con una suspensión de tierra; participó en un rallye habiendo cerrado la venta del coche la misma mañana del shakedown; o incluso peleó contra el cronómetro con un coche de más de 100.000 euros prestado.

Pregunta: Tu tío Luis Vilanova había destacado en el Campeonato Gallego al volante de un Porsche cuando eras un chaval. Era cuestión de tiempo que debutaras, ¿no?

Respuesta: Sin duda. Mi tío Luis fue el que nos metió a toda la familia la gasolina en las venas. Él hizo que desde muy jóvenes nuestro principal tema de conversación fuera la competición. Así que era inevitable que una vez pasada la mayoría de edad intentase participar en algún rallye.

Primero fui copiloto de Mato en 1991 y posteriormente en cuanto pude, compré un Peugeot 205 Rally y debuté como piloto.

P: Todo empezó en 1994. Después de tanto tiempo, ¿qué dirías?

R: Fue un año fantástico. Si bien la primera carrera en Ferrol me la tomé con mucha cautela, ya en la segunda que era el San Froilán me salieron tiempos realmente buenos para los medios que teníamos. Hicimos un buen Rallye del Lacón y acabamos el año con un papel más que destacado en A Coruña, con algún crono cerca de los mejores pilotos del Desafío Peugeot.

P: En tu segunda temporada ya mandaste un mensaje importante y ganaste la Copa Pirelli en Galicia

R: Nos apuntamos a la recién llegada Copa Pirelli de Galicia, que se corría con neumáticos de calle y vehículos de hasta 1.400 cc de Grupo N. Fue un año muy divertido, con un coche que fue un poco a menos por el paso de los kilómetros y los rallyes externos que le hacíamos al pobre.

Por entonces la única ambición era divertirse y sobre todo, gastar lo menos posible para lo cual tanto el coche como la estructura de la copa eran ideales.

P: Al año siguiente compraste un Citroën AX GTi con el que conseguiste un octavo puesto en el Rías Baixas, ahí es nada. ¿Qué recuerdas de aquel primer destello?

R: El AX es un coche al que siempre le guardaré un cariño especial; era económico y muy divertido.

De aquel Rías Baixas me quedo más con los tiempos que realizamos en algún tramo que con el resultado final en sí. Había un chaval, llamado Sobrino, que nos lo ponía muy difícil en cada prueba y aquella vez en Vigo el ritmo fue de locos. De tal manera que al descanso del mediodía le dije a mi copiloto Xabier Pereira que si no lo alejábamos en la siguiente especial, lo mejor era dejarlo escapar ya que aquello no tenía mucho sentido. Por suerte nosotros acabamos, pero él tuvo una fuerte salida  de carretera y ese creo que fue el último rallye en que participó. Una pena porque era un piloto realmente rápido.

P: En tu tercera temporada decidiste subir a tu hermano Marcos a la derecha. ¿Cómo reaccionaron en casa?

R: Después de tres años de resultados medianamente buenos y lo que es más importante, sin salidas de carretera, la cosa en casa estaba bastante más tranquila por lo que no hubo mayor problema en que Marcos pasase a ser mi copiloto.

P: ¿Cómo fue?

R: 1997 fue el año que decidí tomarme las cosas con seriedad. Puse todo cuanto tenía para hacerme con un Peugeot 106 1.6 que ese año se estrenaba en el Desafío Peugeot del Nacional de Asfalto, con el fin de participar en la primera edición del Desafío Peugeot de Galicia.

El coche lo hicimos comprándole a Manuel Losada un 106 1.3 con el que había estado compitiendo los años anteriores. Nos lo vendió muy barato para la época, ya que sabía los problemas económicos que arrastrábamos y nos fue de gran ayuda. Siempre se lo agradeceré y quiero aprovechar estas líneas para mandarle un fuerte abrazo.

El 1.3 quedó de coche de calle para mi hermano Manolo mientras que barras, suspensión y centralita fueron para el coche de correr. No estaba al nivel de los mejores del desafío nacional pero era buen coche.

Empezamos dominando en Noia, pero nos salimos tontamente dando un buen golpe al coche, por lo que si la cosa ya estaba fea se puso muchísimo peor. Así que fuimos a Santiago con mucha calma, sufriendo bastante para terminar segundos, iniciando a partir del Lacón una racha de victorias tan sólo frenada por Luis Penido en el Rías Baixas, que fue precisamente donde debutó Marcos.

A final de temporada conseguí ganar el desafío regional, el Grupo N y ser tercero absoluto en el Campeonato Gallego.

Hice mi debut dentro del Desafío Peugeot en A Coruña y quedé cuarto. Terminamos el año en Madrid venciendo el Desafío Peugeot Interterritorial; final convocada por la marca para los mejores pilotos de los distintos desafíos regionales que entonces había en España.

P: En 1998 continuaste con el Peugeot 106 y acabaste, por ejemplo, décimo del Rallye Internacional de La Coruña, puntuable para el Europeo…

R: Hicimos un nuevo coche ya al nivel de los mejores y fue de esos años en que todo te viene rodado.

Corrimos mucho porque Luis Penido nos hacía correr mucho, pero al final siempre tuvimos la suerte de cara para ganar en todas las pruebas en las que participamos dentro del desafío gallego. Vinieron los primeros podios en el certamen regional, gané el Desafío Peugeot de Galicia, el Grupo N y fui Subcampeón de Gallego de Rallyes.

Como dices, fuimos décimos en A Coruña y además fuimos sextos en Lugo, donde terminé segundo dentro del Desafío Peugeot del Nacional de Asfalto, a cuatro segundos de Amador Vidal, después de perder más de un minuto en el último bucle de la mañana.

P: 1999. Haces por primera vez un programa a tiempo completo en el Campeonato de España y eres Subcampeón de la Copa Saxo. Increíble, ¿no?

R: Aquella temporada nos faltó inteligencia y experiencia por igual. Mi equipo era muchísimo más modesto en medios de lo que pudisteis ver estos últimos años. Había mucho corazón pero teníamos una furgoneta prestada y poco más de un embudo para las asistencias, mientras que como piloto referencia en la copa estaba Miguel Fuster con el equipo Prorallye de Juan Díaz y Bernard Vara, y ya venía de ser piloto oficial con Peugeot.

Empezamos siendo segundos en A Coruña a donde llegamos con muy poco rodaje con el coche. Fuimos cuartos en Santander, y en Alicante segundos nuevamente. Después llegó Avilés que fue la prueba que lo cambió todo, al salirme de la carretera en el último tramo cuando éramos líderes con claridad. A partir de ahí la economía se puso en números rojos y nuestra confianza por los suelos, y todavía más después de que en Cádiz sufriéramos otra salida de carretera todavía más violenta. Terminamos la temporada nadando y guardando la ropa para ser finalmente segundos, pero nuestro ritmo se había venido abajo.

Llegamos al Campeonato de España con un ritmo cerca de los mejores pero faltos de experiencia y viéndolo ahora con la perspectiva del tiempo, la prisa por intentar ganar a un piloto como Fuster nos llevó a cometer una serie de errores que lastraron nuestro rendimiento no sólo ese año, sino también durante las siguientes temporadas.

P: Lo intentaste tres veces más. Dos fuiste segundo y en 2002 sí que conseguiste ganarla. ¿Balance?

R: En 2000 fuimos otra vez segundos a base de regularidad, ya que nos costaba estar en tiempos de cabeza porque ni el coche ni mi cabeza estaban al nivel necesario.

En 2001 empezamos dominando en Salou hasta que nos quedamos sin frenos en La Riba dándonos un buen sartenazo. A partir de ahí poco a poco fuimos rehaciendo la temporada hasta llegar a la última prueba en Madrid con opciones de victoria, pero Rantur fue mejor y se llevó el gato al agua. Y por fin en 2002 llegó la ansiada victoria después de conseguir cinco victorias, ser segundo en Madrid y abandonar en Alicante cuando liderábamos.

P: ¿Quizá lo negativo o menos bueno fue que Citroën no diera como premio un volante oficial?

R: Nunca se sabe porque Peugeot si tenía volante oficial pero de ahí salió mucha gente escaldada. En el caso de Citroën lo que había era una serie de importantes ayudas económicas que te facilitaban mucho el poder sacar un programa competitivo adelante. Y ojalá los jóvenes de ahora pudieran tener las mismas facilidades que nos daban a nosotros.

P: Por cierto, por el medio llegó la primera victoria absoluta de los hermanos Burgo…

R: Pues sí. Nos invitaron a correr el Rallye de Oscos en Asturias con unos tramos preciosos pero muy delicados por el frío y la niebla. Comenzamos liderando la prueba con Félix García y su Ibiza Junior muy cerca hasta que una avería lo dejó fuera de combate y nosotros tuvimos cancha libre para esa primera victoria.

P: Después adquiriste un Renault Clio Sport para competir en la copa de promoción estatal. Las cosas no fueron muy bien, ¿verdad?

R: Fueron desastrosas y eso que al contrario de la mayoría de participantes, intentamos hacer sobre todo un coche fiable con el motor prácticamente de serie. Queríamos evitar que los costes se nos fueran de las manos.

Debutamos con un  tercero en Santander con tiempos muy próximos a la cabeza para después en Vigo romper el motor cuando éramos líderes. Más tarde en Ourense empezaron los problemas de toda índole y desde ahí hasta que vendimos el coche después del Vasco-Navarro, creo que no volvimos a hacer un sólo tramo sin que el coche no diera algún tipo de problema.

P: Al final de ese 2003 ya disteis un paso importante. Llegó a vuestro garaje el primer Mitsubishi. Un Evo VII. Cuéntanos la operación…

R: Cuando terminamos el Vasco-Navarro el catalán Albert Orriols, que también nos compró un Porsche ahora en los últimos años, se llevó el Clio y días más tarde surgió la oportunidad de comprar el Mitsubishi Lancer Evo VII de Ismael Franco.

El coche estaba muy de serie pero nos sirvió para poder comprobar el potencial de este tipo de vehículos y además con un mantenimiento medianamente razonable.

P: Un año más tarde, centrándonos en el Campeonato de España, te coronaste en Grupo N, una categoría muy de moda entonces…

R: Era una segunda categoría con una competitividad enorme y repercusión deportiva y publicitaria de primer nivel. Fue un año magnífico y aunque el presupuesto de verdad era muy ajustado, las cosas nos salieron rodadas desde el principio consiguiendo cuatro victorias de grupo y el resto buenos resultados también. Además nos hicimos con el título antes de la última carrera.

P: El equipo estaba en un momento dulce. También fuisteis primeros en el San Froilán, delante de patrocinadores, amigos, familia…

R: Vencí en mis dos pruebas de casa: Ferrol, donde había debutado diez años antes, y San Froilán, consiguiendo ser el primer lucense en conseguir la victoria. Algo que me enorgullece enormemente debido a la historia que tiene tras de sí este rallye.

P: El 2005 fue pésimo. Al menos así se ve desde fuera. ¿Tienes la misma impresión?

R: Nos pasó de todo y casi todo malo.

Empezamos en Alicante con el Evo VIII del año anterior y allí abandonamos por la rotura de un buje trasero. En Santander estrenamos el nuevo MR y fuimos segundos. Después fuimos a Vigo, donde éramos líderes hasta que se rompió el motor, mientras que en Ourense y Avilés abandonamos en el primer tramo. En Ferrol falleció mi tío el día antes de la prueba y en Llanes nos salimos de la carretera llevándonos a un grupo de espectadores por delante.

El punto positivo fue que conseguimos nuestra segunda victoria en el rallye de casa, no sin antes romper los soportes del diferencial trasero un par de veces y tener que correr parte de la tarde con él atado por eslingas.

P: No hay mal que por bien no venga y el siguiente año llegó vuestro primer triunfo en el Nacional de Asfalto…

R: Desde la edición de 2005 tenía marcada la fecha del Rallye de Ferrol 2006 con una cruz en el calendario. Sabía que era mi prueba y encima las condiciones climatológicas que se presentaron nos fueron muy favorables, con lluvia y un piso especialmente resbaladizo. Aunque creo sinceramente que aún en seco esa victoria nunca se me hubiese escapado.

P: A la vez, subcampeón regional…

R: Empezamos nuestra relación con Hankook con un programa completo dentro del Campeonato Gallego.

Tras no poder correr en Lalín debido a problemas burocráticos con las placas rojas, iniciamos la temporada en Noia con una victoria. Fuimos segundos en Narón y terceros en el Sur do Condado para encadenar después del verano tres victorias consecutivas en el Baixa Limia, San Froilán y Botafumeiro.

Sin duda nuestra ausencia en Lalín, así como la coincidencia de fechas de varias pruebas con el Campeonato de España, impidieron que consiguiéramos nuestro primer título autonómico.

P: En 2007 mantuvisteis la apuesta…

R: Teníamos el mismo programa que en 2006 aunque dentro del CERA la inclusión inicial de los nuevos S2000 dentro de Grupo N hizo que la consecución de dicho título se convirtiera en misión casi imposible. Así que se trataba de intentar prueba a prueba ser rápidos y tratar de terminar tan arriba como nos fuera posible.

Iniciamos la temporada en Alicante, donde después de algún problema fuimos cuartos. No bajamos a Canarias y ya en Santander acabamos terceros absolutos. Repetimos podio en Vigo para en Ourense salirme de la carretera cuando luchábamos nuevamente por entrar en el podio. Después llegó Ferrol, donde por primera vez salimos al Nacional de Asfalto con neumáticos Hankook, siendo décimos al final después de sufrir un pinchazo cuando estábamos a unos quince segundos de la cabeza.

A partir de ahí decidimos centrarnos en el regional, que se nos había puesto muy cuesta arriba al no poder participar en tres rallyes por coincidencia de fechas. Finalmente perdimos toda opción al abandonar en el Baixa Limia por rotura del cambio, tras estar en podio siempre que corrimos.

P: La temporada próxima más de lo mismo en cuanto a coches aunque todo fue mucho mejor. Campeones de España de Grupo N y Campeones Gallegos. ¿De ensueño?

R: Fue un muy buen año ya centrados con Hankook al 100% en ambos certámenes.

En Galicia, que pasaba a ser ese año nuestro principal objetivo y el de nuestros patrocinadores, pudimos por fin realizar el campeonato al completo y vencer en todas las pruebas menos en el Albariño, donde rompimos cuando éramos líderes. Y en España conseguimos tres victorias y cuatro segundos puestos que nos permitieron sumar un nuevo título en la categoría.

P: 2009. Repetís título autonómico…

R: Volvíamos a tener como principal objetivo el regional y nos salió una temporada un tanto extraña, llena de luces y sombras.

Fuimos segundos en la Ulloa tras quedarse el motor en tres cilindros cuando íbamos liderando, y en Lalín tuvimos que abandonar con más de un minuto de diferencia, mientras que en Noia un error en un control de mi hermano Marcos nos relegó a la tercera posición tras haber ganado con comodidad.

Después de ganar en el Albariño y en Narón, me salí tontamente en el Sur do Condado cuando ganábamos con holgura. Y gané un extraño San Froilán tras un pinchazo y muy mermado físicamente por el fuerte golpe sufrido la semana anterior en Ferrol. Con las victorias del Baixa Limia y Santiago fuimos quienes de sentenciar el campeonato.

En el Nacional de Asfalto solo participamos en cuatro pruebas y no pudimos concretar ningún buen resultado debido tanto a errores nuestros como a diversos problemas mecánicos.

P: Para 2010 ponéis toda la carne en el asador y hacéis la construcción al completo del Mitsubishi Evo X N+

R: Hasta ese año en el equipo nos dedicábamos exclusivamente a la parte mecánica del coche, pero con el Evo X decidimos dar un paso más y realizar la construcción completa del vehículo, desde el montaje de la carrocería. Para ello tuvimos la inestimable ayuda de mi amigo Toribio, quien realizó junto con la gente de mi equipo un magnífico trabajo en el coche, poniendo en mis manos el mejor N+ de la categoría.

P: Estáis en todas las carreras en la pomada. De hecho conseguisteis en Madrid la que fue vuestra segunda y última victoria a nivel nacional. Un rallye con nieve y todo…

R: Fue un muy buen año, donde se trabajó a destajo por parte de todos con el fin de sacar el mayor rendimiento posible a los medios de los que disponíamos.

Hicimos numerosos test que aunque cortos en kilometraje, fueron siempre muy productivos debido al gran trabajo de todo el equipo y los resultados no tardaron en llegar, ganando el Grupo N+ y siendo cuartos absolutos en el inicio en Alicante. No viajamos a Canarias para reincorporarnos en Santander y Vigo, donde a pesar de ser cuartos absolutos, sufrimos mucho al correr con un grave problema en el diferencial que hacía el coche inconducible. Solucionados los problemas, las cosas volvieron a ir bien en Ourense, siendo quintos absolutos y segundos de grupo tras Ojeda.

Tras el parón veraniego nuestro ingeniero Ramiro Calvo decidió apretar un punto más la electrónica, ganando ese poco más necesario para hacernos dominadores de la categoría en la segunda mitad del campeonato.

Se nos escapó el título al no poder puntuar en las dos pruebas de máximo coeficiente, que ese año eran el Islas Canarias y Príncipe de Asturias. Pero finalmente, como bien dices, terminamos la temporada ganando en Madrid tras una dura lucha con Alberto Monarri en un rallye un tanto peculiar por las condiciones climatológicas y por el hecho de que en la primera curva del fin de semana en el Jarama, acabamos en la tierra perdiendo una buena cantidad de segundos.

Con el triunfo allí alcanzamos el tercer puesto absoluto en el Campeonato de España de Rallyes.

P: También tuvisteis la oportunidad de correr el Rallye de Ferrol con el Ford Fiesta S2000 del Nupel

R: Creo que fue mi primer y único rallye en el cual me he sentido piloto oficial.

Jorge Dorribo me llamó a su despacho y me dijo si me apetecía participar en un rallye con el Ford Fiesta S2000. Mi primera reacción fue preguntarle qué pasaba si chocaba el coche. Él respondió que por supuesto el equipo se haría cargo de cualquier incidencia.

Los otros inconvenientes eran los neumáticos, ya que yo tenía contrato con Hankook y Nupel tenía acuerdo firmado con Michelin, y yo también quería tener a mi equipo conmigo, ya que si ellos habían sido los principales culpables de que yo llegara a tener dicha oportunidad, lo lógico era que ellos también pudieran disfrutar de la experiencia.

Por parte de Jorge todo fueron facilidades y de esa manera nos presentamos en Ferrol con un coche del que guardo un grandísimo recuerdo.

P: En 2011 el Nupel confió en vosotros para pilotar el Ford Focus WRC en el certamen autonómico. Lástima lo que todos sabemos que pasó, ¿no?

R: Al acabar 2010 mi idea lógicamente era seguir en el CERA pero la situación económica se complicó un poco, y el equipo Nupel nos ofreció la posibilidad de poder competir en el Campeonato Gallego de Rallyes con un vehículo de ensueño como el Focus WRC.

Por desgracia el sueño se fue convirtiendo en pesadilla ya que el coche venía hecho añicos. Y a pesar del trabajo de todo el equipo por ponerlo al día nos tocó lidiar en Lalín con la suspensión de tierra, con múltiples problemas en los frenos… Para después en Noia romper el motor en el tercer tramo.

Más tarde, y con el motor en Inglaterra, sucedió lo que sucedió y hubo que reinventarse.

P: Con un proyecto privado y el WRC fuisteis quienes de seguir ahí, algo que no era nada fácil

R: Fueron años difíciles ya que te encuentras un poco en tierra de nadie. Teníamos un coche superior a los de la competencia pero los riesgos había que controlarlos muchísimo ya que cualquier incidencia o problema mecánico era muy costoso.

Hubo tramos en los que corrí bastante y disfrutamos una barbaridad con el coche, pero por lo general no había necesidad de correr y tomar riesgos. Y ahí nuestro nivel se estancó y creo que fue un paso atrás en nuestra carrera deportiva.

P: En 2014 apuesta por el Porsche 2010. Muy arriesgado todo…

R: Era una opción que llevábamos años intentando sacar hacia adelante pero al no conseguir vender antes el Focus hubo que esperar a 2014.

El coche lo compramos con la temporada ya iniciada y con el tiempo muy justo para intentar estar en el Rías Baixas, que ese año era la primera prueba del Campeonato de España que se disputaba en Galicia. Así que aunque conseguimos tenerlo medianamente listo para el Botafumeiro, que era justo la semana anterior, el coche nos dio todo tipo de problemas en esta primera parte de la temporada. Problemas tanto de fiabilidad mecánica como de reglajes.

En el parón veraniego pudimos poner el coche medianamente al día de tal manera que en la siguiente prueba, El Bierzo, ya hicimos el scratch en el segundo tramo, abandonando cuando luchábamos por el podio. Terminamos el año siendo segundos en Ferrol, terceros en el San Froilán y segundos en el Ribeira Sacra.

P: Al año próximo hacéis la mitad del Nacional de Asfalto. ¿Qué resumen harías?

R: Lo considero un buen año ya que aunque no conseguimos ninguna victoria fuimos bastante competitivos para los medios que llevábamos. Con la ayuda entre otros de Luis Monzón y de Iriome González pudimos ir por fin a las Islas Canarias, donde nunca antes había podido competir y nos subimos al podio tanto en Adeje como en Las Palmas.

Más tarde en Córdoba, donde estrenamos la misma suspensión que llevaban nuestros rivales, hicimos cuartos no muy lejos de la cabeza y probando diferentes reglajes para el futuro. Fueron peor las cosas en Vigo ya que me salí en el shakedown dañando el autoblocante, haciendo el coche muy difícil de conducir durante el rallye. En Ourense tras penalizar por adelantarme en la salida del tramo espectáculo tuve que abandonar por avería, después de recuperar lo perdido haciendo el scratch en el primer tramo de la segunda etapa, el Cañón del Sil.

Nuestra temporada en el campeonato nacional terminó en Ferrol siendo terceros, tras perder más de minuto y medio en el segundo tramo al dejar de funcionar el limpiaparabrisas del coche, habiendo quedado a menos de un segundo del mejor tiempo en el primero.

Acabando la temporada nos hicimos con una nueva unidad del Porsche GT3 2010 que estrenamos con un segundo puesto en el Ribeira Sacra del Campeonato Gallego.

P: En 2016 fusión con el equipo ACSM. Teníais medios pero la implantación de la brida arruinó toda opción a ganar. El subcampeonato conseguido, ¿qué sensaciones dejó en vosotros?

R: Fue un buen año en general ya que tanto en los rallyes que hicimos con el Porsche como con el Peugeot 208 R5 fuimos siempre competitivos. La llegada del equipo de José Cubeiro nos vino bien tanto en la parte económica como en la deportiva dada su amplia experiencia con el GT3.

Tenía por vez primera presupuesto para afrontar el Campeonato de España al completo y en un coche competitivo a la par que económico, pero todo se fue al traste con la decisión tomada por la RFEDA de lastrar el coche de forma desmesurada, lo que ha hecho que en dos temporadas prácticamente hayan desaparecido de los rallyes del certamen. En cuanto a reglajes el coche lo habíamos mejorado bastante durante la pretemporada, yendo más  cómodos con él de lo que habíamos hecho hasta entonces.

Acabamos terceros tanto en las citas canarias como en Córdoba. Después en Ferrol, José Cubeiro nos dio la oportunidad de correr con el 208 R5 del equipo, un coche divertidísimo y con el que tuve el infortunio de darle un golpe en los test previos a la prueba, lo cual limitó bastante nuestra confianza. Aún así el primer día llegué a ir liderando el rallye hasta que un estúpido trompo, en el cual tardé en torno a cuarenta segundos en conseguir engranar la marcha atrás, nos hizo retroceder hasta el sexto lugar. Ya el segundo día nos costó más estar en los tiempos de cabeza, entre otras cosas porque el coche sufría un poco con la temperatura y hacía que aunque nuestros parciales iniciales fueran bastantes competitivos, conforme avanzaban los kilómetros nuestro crono se resentía bastante. Terminamos finalmente quintos después de otro trompo eterno en una zona muy estrecha de Doroña.

Volvimos a subirnos al Peugeot en Santander y me salí tontamente en la primera curva del tramo de Merilla, cuando íbamos terceros y éramos el primer R5. Y ya seguimos con el Porsche en Ourense, donde conseguimos un tercer puesto a pesar de algún problema con el autoblocante y después de una bonita lucha con Iván Ares por la segunda plaza.

Llegado el verano vendimos el Porsche por lo que el resto de la temporada consistió en nadar y guardar la ropa ya que nuestro punto de mira pasó a estar fijado en la temporada siguiente.

Fuimos al Princesa con el Porsche prestado y un doble pinchazo cuando luchábamos por los puestos de honor nos dejó fuera de los puntos. En Llanes partimos en el Evo X de ACSM cuya venta fue apalabrada después del shakedown, así que nos dedicamos a hacer un rallye tranquilo con el fin de conseguir el mayor número de puntos posibles para lograr un subcampeonato que pudimos sentenciar en La Nucía.

P: Con una reglamentación más norma FIA que nunca, compráis un Skoda Fabia R5 y repetís subcampeonato. ¿Valoración año 2017?

R: Sensación agridulce ya que nos costó mucho ser competitivos. No me encontré nunca a gusto con el coche por diversos motivos pero si hay una causa principal de nuestro rendimiento, es que ni Marcos ni yo estuvimos a nuestro nivel.

Iniciamos el año con un pequeño test y muy buenas sensaciones con el coche pero también sabiendo que teníamos bastante trabajo por delante. Ya en Córdoba tanto Marcos como yo pasamos la mañana del primer día en urgencias, con una gastroenteritis que casi impidió que fuéramos de la partida y salvamos los muebles con un cuarto lugar.

Para el Islas Canarias nos informaron de una nueva evolución en la suspensión del coche que decidimos montar ya que su precio era muy asequible. Fuimos a Gran Canaria y Tenerife con muchas ganas de hacerlo francamente bien pero el coche era horrible de conducir. El tren delantero subviraba muchísimo y no me sentía cómodo. Dentro del coche nos veíamos muy lentos pero a la vez impotentes porque no teníamos la confianza para poder ir más rápido. Después en Ourense más de lo mismo hasta que para el shakedown de Ferrol decidí alquilar una suspensión base de Skoda y así poder comparar con la nuestra evolucionada. Nos dimos cuenta que con esta última el coche era bastante más lento y brusco de conducir. Así que volvimos al punto de partida en que nos encontrábamos al finalizar Córdoba. Vamos, que tres rallyes y centenares de kilómetros de probar y evolucionar nosotros con el coche tirados a la basura.

En Ferrol no fueron del todo bien las cosas por diversos motivos pero el coche y las sensaciones ya eran completamente distintas, de forma que en el Princesa tras el primer bucle nos encontrábamos liderando la prueba, siendo finalmente segundos. Hicimos cuartos en Llanes pero rodando ya en tiempos medianamente cercanos a la cabeza, mientras que en Cantabria llegamos líderes a un último bucle donde Iván Ares fue mejor que nosotros y terminamos segundos.

Después tenía muchas ganas de intentar ganar en Madrid e incluso hicimos un pequeño test antes del rallye, probando diversas soluciones en tema de diferenciales pero quizá era un tramo demasiado revirado y creo que nos llevó a tomar conclusiones engañosas de cara a lo que nos esperaba. Ya en el primer tramo que estaba muy húmedo y delicado, el coche subviraba muchísimo al acelerar dando más la sensación de llevar un S1600 que un 4×4. Aunque conseguimos salvar los muebles en la noche de la primera etapa, en la segunda jornada todo fue desastroso, yendo a peor conforme avanzaban los tramos y llegando a perder en la última pasada por el Jarama más de cuatro segundos por vuelta con respecto a la cabeza.

Creo que cuando llegó el momento en que tuvimos que dejar la competición nos dolía más el pensar que no íbamos a poder redimirnos de ese desastroso último rallye que de la propia retirada en sí, ya que era algo que sabíamos y teníamos asumido que tarde o temprano tendría que suceder.

P: Todo esto que has contado han sido 24 años de tu vida dedicados en cuerpo y alma a las carreras. ¿Qué resumen haría Pedro Burgo en líneas generales?

R: Espectacular teniendo en cuenta cómo empecé y con qué medios. Cuando hago recuento de todo lo logrado me parece sencillamente increíble. Más de treinta victorias absolutas, dos subcampeonatos de España, tres títulos gallegos y diversas victorias en distintas categorías tanto de ámbito nacional como regional, supone el estar muy por encima de la mejor de las expectativas.

También a la hora de recordar mi trayectoria deportiva no puedo hacerlo sin acordarme de ese grupo de amigos que han estado ahí año tras año. Ellos me permitieron estar siempre rodeado por el mejor equipo y sin los cuales de verdad que no hubiese podido conseguir nada de lo logrado estos 24 años.

Por supuesto, agradecer la ayuda de todos y cada uno de mis patrocinadores, pero aquí y con el mayor de mi respeto y cariño hacia los demás, si que me gustaría resaltar a dos por encima del resto. Por un lado Cafés Candelas, quienes han estado apoyándome económicamente durante quince temporadas, mostrándome además siempre su apoyo y amistad tanto en las duras como en las maduras. Y por otro lado Galimplant, quien además de ser uno de mis principales sponsors en la parte final de mi carrera deportiva, me ha ofrecido la oportunidad profesional de dar continuidad a mi vida fuera de las carreras y de la cual estoy disfrutando enormemente en la actualidad.

P: ¿Es esto un parón definitivo?

R: Por el momento no tengo ninguna intención de volver a poner el casco y sigo pensando lo mismo. Tendrían que darse las circunstancias que siempre he dicho. Pero sí es cierto que alguien está haciendo todo lo posible para que se alineen los planetas.

P: En cualquier caso, yéndonos ahora en otra dirección, ¿con qué momento te quedarías si tienes que escoger uno? ¿Por qué?

R: Quizás si tuviera que quedarme con un momento sería el triunfo en Ferrol de 2006, ya que era una época en la que conseguir una victoria absoluta con un Grupo N dentro del CERA no era nada sencillo, además del valor sentimental que para nosotros tenía por lo sucedido la temporada anterior.

P: ¿Cuál es el peor recuerdo que tienes de los rallyes?

R: En 24 años es lógico que haya habido momentos complicados, averías con la meta a la vista, salidas de carretera… Pero con el paso de los meses la cabeciña hace que te quedes con los grandes momentos y mandes para el trastero eses no tan buenos.

P: ¿Rival más difícil de derrotar?

R: Quizás el piloto más rápido con el que me he tenido que enfrentar directamente ha sido Alberto Hevia pero si tengo que escoger me quedaría con mis rivales del Desafío Peugeot de Galicia. Los Penido, Rantur… Pilotos muy rápidos que nos pusieron siempre las cosas muy difíciles e hicieron que nuestro nivel rallye a rallye tuviera que ir mejorando. Gracias a ellos en buena parte llegué a donde llegué.

P: ¿Rallye y tramo favorito?

R: Los tramos más complicados siempre han sido los que mejor recuerdo me han dejado. Posiblemente el que más me gusta es Doroña, ya no solo por el tramo en sí sino por las aventuras que tengo vivido por allí antes de correr.

Mis rallyes favoritos son Ferrol y San Froilán, por los mismos motivos.

P: ¿Hay algo que te gustaría haber conseguido y no conseguiste?

R: Pues no la verdad. Como decía Sabina no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió, así que estoy muy satisfecho con todo lo conseguido que no es poco.

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