Alegre y dicharachero, Miguel Fuster reparte saludos por doquier. Corre en casa; más que nunca porque en esta ocasión en La Nucía es arte y parte en la fiesta del Nacional de Rallyes de Asfalto. El alicantino ha asumido el reto de devolver la prueba de su comunidad al Campeonato de España de Rallyes de Asfalto. Tiene mucho de especial para él, por eso «tenía claro que mi objetivo era organizar este rallye antes de retirarme». Tranquilos que no lo va a hacer (lo de retirarse), al menos de momento. Es una forma de expresar un sentimiento, aunque luego le haya dado más dolores de cabeza que otra cosa.
Porque no es empresa fácil esto de sacar adelante un rallye del Nacional, y Miguel lo ha vivido en propias carnes. «Estoy agradecidísimo al ayuntamiento de La Nucía y a su alcalde, Bernabé Cano, que ha puesto todo a nuestra disposición». Y en ese todo se incluye la modélica ciudad deportiva Camilo Cano. Un lugar donde se ubica el parque de asistencias y las oficinas centrales del rallye y que sería la envidia de muchos ayuntamientos del país. Miguel, buen maestro de ceremonias, enseguida te detalla la lista de equipos de la Prémier, selecciones de fútbol y demás que han pasado por estas instalaciones de una localidad que está considerada como villa europea del deporte.
Con todo, la prueba toca tres localidades: Alicante, donde se ha celebrado la ceremonia de salida, La Nucía, sede central de la carrera, y Benidorm, donde tendrá lugar el reagrupamiento de mediodía y donde Fuster agasajará a sus compañeros y rivales ¡con una comida!. Efectivamente, ese piloto que se mantiene a dieta durante la temporada y la revienta los días de los rallyes «porque no me puedo reprimir; allá donde voy disfruto como pocos probando la comida de cada región», va a devolverles a todos esa consideración gastronómica que tiene el resto del país hacia él.
La Nucía, dicen, viene para quedarse… Ahora Miguel se quita el chaleco de organizador y se pone el casco de piloto. Cambia el chip porque quiere ser profeta en su tierra.