Hiperfocal *. Il Drago

| 12/12/2007

Sandro Munari Il Drago

Eran principios de octubre de 1981. Acababa de rematar el curso final de Ingeniería Técnica Industrial en la Universidad de Tarrasa tras aprobar en septiembre tres o cuatro asignaturas pendientes, incluso alguna de Primero. Era más feliz que unas pascuas y me disponía a marchar con tres amigos en coche a mi primer Rallye de Sanremo. Una prueba mixta asfalto-tierra repartida entre la Liguria y la Toscana, de lunes a viernes, cinco días de competición, 2.794 kilómetros con 59 tramos y un total de 752 kilómetros cronometrados. Una mariconada como las de ahora, vamos. ¿Inscripción?, tres Audi Quattro oficiales, cuatro Opel Ascona 400, no menos de cuatro Fiat 131 Abarth sin contar las escuderias semioficiales, dos Talbot Sunbeam Lotus, dos Datsun Violett, un Ford Escort RS, dos Porsche 911…con nombres como Rohrl, Mouton, Mikkola, Vatanen, Toivonen, Biasion, Salonen, Alen, Pond,…

Igualico que ahora.

No estaba entre ellos el de una leyenda como Sandro Munari a quien, debo confesar no pude ver correr durante su carrera deportiva y lo lamento. Su nombre irá siempre asociado a un vehículo mítico como el Lancia Stratos. El primer precedente de los futuros Grupo B de la historia de los rallyes, diseñado por y para ellos, una verdadera ‘macchina’ italiana de líneas innigualables y propulsada por un poderoso motor V6 de origen Ferrari. Quizá por ello y por sus tres victorias seguidas en el Rallye de Montecarlo de 1975, 76 y 77, a ‘Il Drago’ se le achacó siempre como a todos los pilotos latinos, la etiqueta de asfaltista, terreno sobre el cual el Lancia Stratos era imbatible y por tanto sobre el que recaía buena parte del mérito de los resultados del piloto de Carvazere. Además su duelo en el Rallye de Sanremo de 1976 con su compañero de equipo Bjorn Waldegaard cuando Cesare Fiorio detuvo al sueco en el penúltimo tramo para que empatasen y dilucidasen el triunfo final en el último, resultando aún así Waldegaard como ganador, lo que motivó su marcha del equipo, acabó en su contra.

Pero poca gente conoce su etapa anterior a la creación del Campeonato del Mundo de Rallyes en 1973 al volante del Lancia Fulvia, ganador del Tour de Corse en 1967 con el modelo 1.4 litros, la primera gran victoria del modelo italiano, segundo en el Rally TAP de 1970, triunfo en el Rally de Montecarlo de 1972 hasta conquistar el Campeonato de Europa de 1973 con victorias en los Rallyes Costa Brava, San Martino con el Fulvia 1.6 HF y Firestone y Tour de Francia (Stratos). Con el Fulvia acabaría cuarto en el Rally Safari de 1974 que acabaría siendo una obsesión para el transalpino participando nueve veces con vehículos tan dispares como el Stratos, segundo en 1975 clasificación que no superaría jamás, Fiat 131 Abarth, Dodge Ramcharger, Alfa Romeo GTV 6, Porsche 911 o Toyota Celica TC.

El 9 de octubre de 1981 compré en un kiosko de la ciudad de las Flores, Sanremo, un pequeño libro recién aparecido titulado: ‘La Coda del Drago’ por 6.000 liras, 500 pesetas de las de entonces y que hoy en Ebay se cotiza por 500 euros, sí quinientos. Tuve la suerte de encontrarme con Sandro Munari a las puertas del hotel Royal y haciendo acopio de fuerzas me atreví a pedirle un autógrafo en el libro, que yo para eso era (soy) muy cortado. Ayer, en el momento de escribir estas líneas, veintiséis años después, pude volver a saludar a ‘Il Drago’ en el Salón Autoretro de Barcelona, ya no con mi italiano chapurreado de entonces, a donde había venido como vencedor del Rally Costa Brava de 1973, y rogarle con el mismo respeto como reconocimiento a la leyenda que es, que volviese a estampar su rubrica en él…

Esteban Delgado

*Hiperfocal: Dícese de la distancia más corta a la que puede enfocarse un objetivo de forma que su profundidad de campo se extienda hasta el infinito.

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