Recibí la convocatoria de Ford para una nueva visita a M-Sport con cierta apatía y escasa ilusión. Y es que el viaje a Cockermouth, precioso pueblo en Cumbria donde vive su creador, Malcom Wilson OBE, o sea Oficial de la Orden del Imperio Británico; pilla a dos horas y media de autopista del aeropuerto internacional más cercano y uno se puede dar con un canto en los dientes si el vuelo es directo.
Si además uno contabiliza tres visitas anteriores, aderezadas un par de ellas con un par de ‘viajecitos’ como paquete de Carlos Sainz y Marcus Gronholm; al final no pude por menos que escaquearme de la visita a Dovenby Hall, antiguo manicomio enclavado en una propiedad de 47 hectáreas donde desde el año 2000 se desarrollan y preparan los vehículos Ford de rallyes, y quedarme en el Trout Hotel, en otra época base de pesca fluvial del cantante Bing Crosby, para adelantar trabajos. Tan solo la oportunidad de copilotar a Jari-Matti Latvala, el más rápido de los actuales pilotos oficiales de la marca del óvalo y el ganador más joven de una prueba del Mundial en el Rallye de Suecia 2008 con apenas 22 años y 313 días de vida, tenía su puntito. Vamos que era la única gracia para estar dos jornadas fuera de casa.
Ya he comentado en otra ocasión que gracias a Martini & Rossi antes del Rallye Cataluña de 1985 tuve la oportunidad entonces, privilegio hoy, de sentarme en el Lancia Delta S4, aún sin homologar, junto al malogrado Henri Toivonen en el ya desaparecido viejo circuito de Can Padró, hoy peaje de la autopista Barcelona-Manresa, quien ostentó dicha marca después su victoria en el RAC Rally de 1980 con 24 años y 86 días hasta casi tres décadas después. Era poco más de un kilómetro de longitud, revirado y lleno de polvo, apenas un minuto de viaje a las estrellas entre un ruido ensordecedor a mis espaldas del motor. Desgraciadamente, apenas recuerdo gran cosa. Lástima, solo que la lluvia hizo su aparición y la demostración se detuvo. Aunque gracias al viejo video de mi amigo Chema González, de TELESPORT, hoy puedo verme a mí mismo con corbata, la camisa por fuera después de bajarme del Lancia, además de casi toda mi cabeza poblada de cuero cabelludo, entrevistando a Henri medio año antes de su trágica desaparición en el Tour de Corse de 1986.
Por entonces, Jari-Matti Latvala no había aprendido todavía a andar, pero algunas de sus primeras palabras en el podio nórdico fueron para él: “Henri es un gran ídolo para mi, así que es un honor superar su record”. Cuando ‘Yei Em El’ tenía nueve años su padre compró un Sunbeam Avenger del cual se decía era el mismo con el que Henri Toivonen fue quinto en el Rallye de los 1000 Lagos de 1977, momento a partir del cual Jari-Matti empezó a interesarse en todo lo relacionado con el difunto piloto de Lancia incluso restaurando el coche con los mismos colores. “A mis manos llegó un video que se titulaba “Henri Toivonen: La Leyenda”. Cuando lo vi tuvo un gran impacto sobre mí. Fue a partir de entonces cuando empecé a mirar revistas de rallyes, de ahí proviene mi pasión”. Un entusiasmo que le ha llevado a coleccionar vieja indumentaria del piloto de Jyvaskyla, como una chaqueta de Rothmans, un casco o un mono ignífugo de la época de Lancia, amén de otras pertenencias que Jari-Matti atesora en una estantería de cristal ante la que posa con reverencia, casi convertida en un altar. Esa devoción le llevó a conocer al hermano pequeño de Henri, Harri, que se ha convertido en un patrocinador personal de Jari-Matti con quien se le pudo ver en el último Rallye de Cerdeña.
Tanto Henri entonces como Jari-Matti hoy en día comparten el deseo de ganar a toda costa, pero su estilo de pilotaje es diferente. “Él siempre seguía la misma trazada. Si ves las filmaciones de la época se aprecia que apenas derrapaba. Era muy técnico, mientras que mi estilo es más agresivo, sobre todo en las curvas”. De eso puedo dar fe sentado a su derecha en el Ford Fiesta WRC después de un recorrido de 3,6 kilómetros en el bosque de Greystoke, antiguo tramo de la prueba británica de más solera. Las menores dimensiones del Fiesta respecto al Focus hacía más íntimo el ambiente, aunque sin llegar al ‘romanticismo’ del Lancia Stratos. Mi turno era el quinto, no le tuve que recordar el numero de mi descendencia como alguno de mis antecesores y para entonces cada curva, cada punto de frenada debería haberse grabado en su memoria. Afortunadamente, por mi altura podía ver algo más que el salpicadero. “Are you ready?”. En alguna frenada Jari-Matti llegó hasta casi calar el motor, no sé si por llegar demasiado pasado, pero en otras tres curvas pensé que íbamos a dar un trompo. Pese a la espectacularidad con la que suelo plasmarle con mis Nikon, aquello era demasiado, aun suponiendo que pilotara de cara a mí, pero la verdad es que quedé un poco desilusionado. Había esperado que Jari-Matti intentara hacer ‘un tiempo’, o sea que se olvidara de mí y fuera a lo suyo. Que cuando me bajara del Ford Fiesra RS WRC no fueran necesarias las palabras, simplemente un cruce de miradas y una sonrisa de ‘¿te has enterado de lo que vale un peine?’ correspondida con otra de satisfacción con la baba cayendo por la comisura de los labios. Bueno, otra vez será.
“Puede que Henri no fuera consistente, pero era capaz de lograr en un tramo un tiempazo que dejaba a años luz al resto de pilotos, como hizo en Montecarlo o Córcega de 1986. Nadie podía entender como llegaba a ser tan rápido. Fue el único capaz de comprender, de dominar los coches de Grupo B llevándolos al límite más que ningún otro piloto”. El paralelismo entre ambos queda patente incluso en la gravedad de algunos de sus accidentes. Si dura fue la salida de pista de Henri en el Rallye Costa Smeralda al volante de un Lancia 037 Rally en 1985, cómo no recordar las vueltas de campana sinfín del Focus WRC de Jari-Matti en el Rallye de Portugal de 2009. El piloto de Ford ya ha superado algunas de las marcas de su compatriota finlandés en cuanto a número de victorias y dobla a su héroe en número de participaciones en el Mundial, aunque a la hora de escribir estas líneas no lo hace en número de victorias en tramos cronometrados, 185 contra 181. Sin embargo, no sé si habrá que esperar mucho tiempo para que alguien desbanque a Jari-Matti en materia de precocidad, dudo que nadie supere un récord olvidado de Henri Toivonen: lograr su primera victoria en tan solo su décimo segunda participación en una prueba del Mundial de Rallyes. ‘Yei Em El’ lo consiguió al 54º intento.
*Hiperfocal: Dícese de la distancia más corta a la que puede enfocarse un objetivo de forma que su profundidad de campo se extienda hasta el infinito.