Hiperfocal *… Paparazzi

| 20/05/2009

paparazzi

“Oye, tú, haznos una foto, anda”, suele ser la frase habitual que nos dirige el variopinto público que puebla los tramos del Mundial de Rallyes, con más o menos sorna, con más o menos énfasis etílico.

En Argentina suelo cambiar mi gorra blanca, tipo tenis de color blanco con una banda negra, comprada en el chino de la esquina, por una tipo beisbol de mi colección particular. Y es que en el país hermano debió tener mucho éxito la serie televisiva de los ’60, “La isla de Gilligan”, cuyo protagonista llevaba uno similar y los ‘tuercas’ no hacían sino identificarme con él aparte de los adjetivos de ‘boludo’, o ‘gallego’ si te se ocurre abrir la boca, por caminar por la carretera del tramo no sea que la FIA despoje de puntuabilidad a su prueba. En otros lugares no dejan de meterse con uno aunque intentes hacerte el loco o no entiendas su conversación, pese a cazar al vuelo palabras como ‘malaka’ en Grecia o ‘perkele’ en Finlandia. Eso sí, la de “paparazzi” inmortalizada por Federico Fellini en su obra maestra ‘La dolce vita’, es de uso universal, habiéndose tornado últimamente bastante despectiva para quien ejerce esta profesión no pertenezca uno al mundo de la prensa amarilla o rosa, pese a que su significado en dialecto de la ciudad natal del genial director italiano no significaba otra cosa que mosquito.

Viene esto a cuento de lo ocurrido el jueves del GP de España en Montmeló. “Ayer salí a firmar autógrafos, como salgo siempre y como salen todos los pilotos, este año es obligatorio, lo hicimos en las cuatro primeras carreras y lo hicimos aquí también y por desgracia no pude ver a los aficionados. Ellos tampoco me pudieron ver a mi por la cantidad de fotógrafos que había con poca educación”, soltó quien ustedes saben.

Seguramente nuestro protagonista no ha visto el video de la actuación de su colega Kimi Raikkonen en el GP de Gran Bretaña del año pasado echando por tierra a Paul-Henri Cahier, fotógrafo de Fórmula 1 durante casi cuatro décadas e hijo de Bernard Cahier, presidente del IRPA (International Racing Press Association), fallecido apenas unas semanas después y amigo íntimo de Enzo Ferrari. Y es que si hubiera vivido el creador de la Scuderia, no dudo que el finlandés hubiera sido despedido de forma fulminante.

Cierto es que aunque no lo parezca existe cierta diferencia entre los profesionales de la F-1 y el WRC. Eso lo he vivido en carne propia en algún Rallye de Montecarlo cuando por su temprana fecha algún colega aparecía por la asistencia del puerto monegasco… además de en tu propio encuadre en el momento de oprimir el disparador. En treinta años de profesión tan solo me han intentado echar de alguna asistencia en tres ocasiones: Ove Andersson el Rallye de Argentina de 1990 cuando me vio aparecer cámara en mano con una indumentaria Martini Racing tras volcar Carlos Sainz cuando era líder, agarrándome incluso por las solapas de la misma aunque luego se disculpara a su manera; Corrado Provera en una asistencia del RAC Rally a finales de los ’90 en otro momento de tensión, pero donde pude continuar mi labor gracias a la comprensión de Jean-Claude Lefbevre, PR de Peugeot Sport y, finalmente, en una asistencia de Ford en el Rallye Safari de 2000 por el inefable John Millington cuando Colin McRae llegó con un amortiguador saliendo por el capó de su Ford Focus. Y, sinceramente, creo que sin motivo en las tres ya que evito al cien por cien molestar a los mecánicos y pilotos o cruzarme en el camino de nadie, ni siquiera a mis colegas.

«Luego volví al box después de varios empujones, puñetazos a mi »manager», gafas rotas etc., siempre por parte de los fotógrafos, no por parte de los aficionados como se intentó vender hoy, y después de esperar tranquilamente veinte minutos en el »motor home» para que todos estos maleducados se fueran ya a casa volví a salir y ya estuve con los aficionados firmando sin ningún problema y disfrutando finalmente. Quería aclararlo, aunque me da igual lo que se escriba, gracias a Dios no vivo de lo que se escriba, me pagan por otro trabajo como es conducir el coche”.

Afortunadamente digo yo…

Esteban Delgado

*Hiperfocal: Dícese de la distancia más corta a la que puede enfocarse un objetivo de forma que su profundidad de campo se extienda hasta el infinito.

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