Hace unos meses nos dimos un susto de muerte, cuando vimos que uno de nuestros pilotos favoritos se quedaba sin asiento en el WRC. Pero un hombre como Latvala no podía no estar recibiendo ofertas de todas las índoles, y finalmente se quedó con la que seguramente, es la más arriesgada.
Nuestro finlandés empieza esta semana su andadura en el mundial de rallyes de la mano de Toyota Gazoo Racing, después de 17 años que lleva la marca japonesa fuera del WRC. Esto es un gran reto, puesto que hay que desarrollar un coche competitivo de cero en un año en el que todo parece que va a estar más reñido que nunca. Pero nosotros confiamos en Jari-Matti, aunque ayer ya nos dio un susto, dándose un golpe en los reconocimientos.
«Hace dos meses nunca habría imaginado que participaría en el Rally de Montecarlo con Toyota, así que estoy muy emocionado. En total he hecho 12 jornadas de pruebas: cuatro sobre nieve, uno en gravilla y siete en asfalto. La verdad es que son bastantes pruebas, y en ese tiempo hemos avanzado bastante. El coche transmite una gran potencia, pero en lo que a rendimiento se refiere cuesta de decir, porque todo el mundo llega con coche nuevo.
En cualquier caso, la idea este año es centrarnos en el desarrollo: de momento en Montecarlo me gustaría acabar el rally en buenas condiciones, y luego quizás hacia la mitad de la temporada podemos empezar a pensar en podios. Montecarlo es tan impredecible que no es buena idea fijarse muchos objetivos: en 2015 no tenía nada concreto previsto y acabé segundo, y luego en 2016 busqué el podio y acabé cometiendo un error.
Para cualquier piloto, las jornadas de Montecarlo son bastante estresantes, por todos los factores fuera de control y la elección de los neumáticos, pero cuando el domingo cruzas la rampa de meta frente al Palacio Real, es una de las mejores sensaciones que se pueden experimentar en este deporte». Son las palabras de Latvala dos días antes de empezar el WRC 2017.