Supongamos que tienes un jefe de mecánicos que no se deja asustar por las apuestas. Supongamos que Andreas Mikkelsen tampoco. Y ahora consideremos que el reto consiste en afeitarte la cabeza el día que «tu piloto» gane su primera prueba del WRC. Ya hay lío.
Richard Browne insiste en que no recuerda cuándo firmó este curioso «trato» (el clásico «no hay huevos a…», pero en el seno del equipo Volkswagen). Y tras la victoria del noruego, sus rizos cayeron al suelo del hospitality, cuidadosamente rasurados por el mismísimo vencedor de la cita española -que se partía de risa, como puedes ver en este enlace-.
«La sensación es muy extraña», comentó Browne. Imagina «gastar pelazo» y verte calvo de repente. «Pero es por una buena causa», añadió. Efectivamente: la apuesta tenía una segunda parte y, si él perdía su cabello, cada integrante de la formación germana debía poner al menos cinco euros en un cubo; el dinero se destinará a una ONG elegida por Mikkelsen. Y todos cumplieron porque, a fin de cuentas, un trato es un trato.