Shakedown del Rallye Rías Altas. Falta poco para las once de la mañana. Después de solventar pequeños problemas técnicos, el equipo formado por el Angel Pérez y Rubén Santas se dispone a afrontar la primera pasada a este tramo de pruebas. Tras la salida hay una primera curva izquierda rápida y una derecha con un guardarrail exterior… contra el que impacta el Peugeot 309 GTI, arrancando la rueda delantera izquierda. Un tremendo jarro de agua fría (prueba de casa, que se esperaba con muchas ganas de hacer un buen papel) tras el que rápidamente se repone el equipo del gallego. Tan rápido que, con el coche sobre la plataforma, inician una primera tasación de daños mientras los teléfonos echan humo, buscando las piezas necesarias para repararlo.
Comenzaba aquí una carrera de verdad, con muchas horas de duración y viajes a Portugal, Vigo o Vilalba, localizando donantes con los que montar todo de nuevo, buscar un tornero que hiciese apaños, enderezar y adecentar para, poco después de la medianoche, tener el coche aparcado en el parque cerrado de María Pita. La operación de maquillaje contó con el titánico esfuerzo de los mecánicos del propio Angel Pérez y los pocos que quedaban de AR Vidal en la sede de esta empresa en Vimianzo, pues el grueso del equipo se encuentra en Extremadura, con motivo el Campeonato de España de Rallyes de Tierra.
Pasado miércoles. Anxo, mecánico de confianza del piloto gallego Toño Villar, revisaba su Ford Escort WRC con el que iba a participar en el Rallye Rías Altas Histórico. Todo parecía normal hasta que, con el coche fuera del garaje para limpiarlo, el motor se niega a encender. Tras una profusa revisión a todos los elementos susceptibles de provocar este fallo, el jueves se llega a la conclusión de que el problema está en la centralita. Imposible recibir una nueva por mensajería pues el preparador -inglés para más señas- necesitaba el código de la original para configurar la nueva exactamente con las especificaciones del vehículo del piloto gallego. Demasiado tiempo y procesos para tenerla lista antes del sábado.
Casi sin margen, Anxo decide buscar billetes de avión y aplicar la máxima de que si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma… El viernes a las cuatro de la madrugada el vigués toma camino hacia el aeropuerto de la localidad portuguesa de Oporto y coge un vuelo mañanero hasta Londres. Tras un viaje en coche de casi 200 km hasta la sede del preparador, consigue y configura la nueva centralita electrónica, antes de tomar un vuelo de vuelta directo hasta la ciudad de A Coruña, donde llega a las 20:00 horas. Tras 22 horas de maratón, Anxo tuvo el tiempo justo para instalarla, comprobar que el vehículo encendía, verificar y entrar en parque. Toño Villar corre en el Rías Altas acompañado de Antonio Boto. Como para perder la oportunidad por un fallo de la electrónica.