La «primera vez» siempre es especial… y la de Sebastien Loeb en el Peugeot 2008 DKR no es algo que el francés olvidará. ¿Quieres saber cómo fue?
Ocurrió en junio de este año, cuando el piloto galo aún estaba a mitad de temporada en el WTCC con Citroën. En uno de los escasos parones de su apretada agenda aprovechó para ir a Erfoud, un recóndito rincón de Marruecos, y probar algo nuevo… con el experimentado Lucas Cruz a su lado. Ante ellos se extendía un paisaje casi lunar, plagado de rocas, muy similar al que van a encontrar en el Dakar. Por supuesto, Loeb está familiarizado con la tierra y las piedras. Pero no como éstas.
«Desde luego, en un coche de rallyes me siento como en casa; sin embargo, el Peugeot 2008 DKR es muy diferente a todo lo que he conducido hasta ahora». Fue su primer comentario tras bajar del vehículo. «No es su pilotaje lo que me resulta extraño, sino las notas… o más bien la ausencia de ellas. Existen, qué duda cabe, pero tienes que lanzarte y buscar el camino por ti mismo. Y estoy acostumbrado a saber qué es lo que hay ante mí gracias a los reconocimientos y a las notas que tomamos durante los mismos, que son muy precisas en el WRC. Aquí todo parece que se deja más a la improvisación», aseguró.
El equipo Peugeot Total se quedó impresionado con los comentarios técnicos de Loeb tras bajarse del coche después de una breve toma de contacto. «Sebastien nos dijo exactamente lo que esperábamos de él y lo que recordábamos de nuestra experiencia en Pikes Peak«, dijo Bruno Famin, director de la escuadra. Y aún faltaba el plato fuerte…
Durante su segundo día en tierras africanas, el francés se aventuró en las dunas. «Te lleva un tiempo darte cuenta del duro castigo que puede soportar el vehículo y los obstáculos que es capaz de superar. En el Mundial de Rallyes estás acostumbrado a evitar problemas para el coche, pero aquí vas directo hacia la zona difícil… y la atraviesas o la pasas por encima. Cuesta hacerse a ello, pero es un reto», añadió.
Su debut en competición con el DKR 2008 se llevó a cabo en octubre, una vez más el Marruecos. Fue un bautismo de fuego… y nunca mejor dicho, ya que el turbo se incenció en la primera etapa. Después, volcó. «Me he hecho una idea de la escala del evento. Cinco horas después del incidente, no había aparecido nadie; tan sólo vimos un par de participantes en la distancia. Cuando llegaron los mecánicos era de noche, pero aun así fue una gran experiencia», explicó.
Loeb sabe que tiene un gran reto ante sí. Pero el piloto con más éxitos de la historia ha decidido aceptarlo. Está preparado para el Dakar.