Sebastien Ogier, recientemente confirmado como piloto de M-Sport, ha estado conduciendo el que será su nuevo coche, el Ford Fiesta WRC 2017, cerca de Are, en el norte de Suecia, sobre nieve, recogen en autosport.com.
El cuatro veces campeón del mundo y su navegante, Julien Ingrassia, completaron casi 300 km antes de las vacaciones de Navidad para aclimatarse al vehículo. Tras el descanso, volverán a la acción durante la segunda semana de enero, con el fin de preparar el Rallye Montecarlo.
Malcolm Wilson, patrón del equipo, ha contado a la web británica que habló «con Sebastien después de la primera jornada de test y estaba feliz», si bien añadió que no había mucho que decir. «Recorrieron una pista rápida y comentaron un par de cosas que podemos solucionar fácilmente», ha añadido.
Hay que recordar que antes de estas pruebas el único contacto de Ogier con el coche fueron los 40 km que realizó en Gales el mes pasado. Aun así, Wilson confía en que la experiencia del francés con el Ford Fiesta WRC, si bien no será mucha antes de la primera prueba de la temporada, resultará suficiente para tomarle la medida y encontrarse a gusto. «Hemos llevado a cabo muchos ensayos con el vehículo sobre asfalto», cuenta el mandamás de M-Sport, «y confiamos en su actuación. Fíjate en lo rápido que se ha adaptado Ogier al Fiesta; no creo que sea un problema para él, se trata de algo que no me preocupa en absoluto», ha añadido.
Wilson también ha anunciado que está muy contento con las reacciones positivas al fichaje de los galos. «Ya he visto algunos documentos y acuerdos con Julien y Seb y ambos son muy, muy profesionales. No han sido campeones del mundo cuatro veces por casualidad. Están concentrados en su trabajo y deseando conseguir la mejor posición posible para lograr su quinto título seguido», ha asegurado.