Bueno, esto no ha sido como había planeado. Dejaremos esta vez de lado el personaje del país y mucho me temo que el protagonista de este diario voy a ser yo.
Justamente hace 25 años yo estaba haciendo la mili como furriel de la Compañía Militar nº 63 en Pamplona. Catorce meses en el dique seco, automovilísticamente hablando, ya que me impedía por un lado o buscar un trabajo acorde con mi Ingeniería Técnica Industrial o abrir más mi horizonte del lado periodístico.
Afortunadamente mis tareas me permitían realizar el anuario “4 TIEMPOS” entre balances, cupos de cocina y asignación de guardias. Ya en octubre de 1983 fui prófugo por unos días al ‘huir’ a Italia para ver el Rallye de Sanremo tapándome el corte de pelo para cruzar por unos días la frontera, pero a unos meses de la ‘blanca’, o sea la libreta militar, no era para correr riesgos. Y como mi capitán, Manuel Jaramillo Rodrigo, entendía de pasiones: lo suyo eran las maquetas de trenes, no me puso ninguna pega para solicitar un permiso por motivos familiares para desplazarme a Oporto, y de paso ver el Rallye de Portugal… O sea que a la vuelta del ‘rebaje’, fin de semana en casa, tras acudir al toque de corneta, dije adiós al Regimiento de Cazadores de Montaña en Berriozar y con un novísimo Citröen BX Turbodiesel, me dirigí con unos amigos camino de tierras lusas.
Tres años más tarde, en 1986, tras el accidente de Sintra y sin los grupo B en la carretera decidimos junto a alguno de esos amigos no proseguir hacia el norte y hacer un poco de turismo en Lisboa antes de emprender el camino a casa.
Esta vez me he visto obligado a hacer lo mismo. Después de llegar al estadio del Algarve procedente de Sevilla en compañía de dos compañeros y amigos, Julián González y Jordi Rierola, a las siete de la mañana nos encaminamos al ‘shakedown’ donde comprobamos que finalmente la Guardia Nacional Republicana respetaba nuestros petos y nos permitía caminar por el tramo.
Así que caminé hasta una curva sin cintas y con el sol de enfrente para esperar el paso de los primeros. Me dedique a cortar unas hierbas para que no salieran y me dispuse para tomar las fotos, cuando me vino un mareo estando de pié. Me sujeté al peto de Jordi Rierola y desde ese momento noté que algo iba mal, pese a continuar haciendo fotos sentado. Otro de mis compañeros, Ralph Hardwick, que tenía el coche cerca me acercó a la asistencia de Ford donde el médico después de tomarme el puslo y auscultarme me recomendó ir al hospital donde fui acompañado de Julián González.
Eran las doce del jueves y no volví a salir hasta casi un día después. Diagnóstico: fibromialgia auricular, catorce horas en cuidados intensivos con suero que no hizo bajar la arritmia o sea que no había otra solución que resetear a Esteban Delgado como el Citroën C4 WRC de Dani Sordo cuando no va como tiene que ir. Es decir parada de corazón y arrancarlo de nuevo. Como esto me sonaba a los electroshock de las películas había avisado a mi mujer Yvonne para que se viniera, pero al final llegó cuando me daban el alta después de haber preguntado al Doctor Jorge Mimoso si había inconveniente a que volara en quince días a Argentina. Y su respuesta afirmativa casi me lleva a la decisión de seguir en Portugal con el rallye. Pero no era cuestión de jugársela, añoraba mi casa y la familia o sea que al pobre Julián que había recogido a mi mujer en Sevilla y la había traído, le tocó chuparse otros 400 kilómetros más hasta el aeropuerto de San Pablo y depositarme en un avión, en lugar de estrenar su nuevo equipo fotográfico recién adquirido.
Pese a la horrible noche en Urgencias es en momentos como estos cuando descubres todos los amigos que tienes. O sea que si juntara todas los fotos que me han ofrecido mis colegas para suplir mi trabajo, ¡necesitaría un disco duro como el del Pentágono!.
En cuanto al Rallye de Portugal en sí, bien por el regreso de Marcus y por haber demostrado estar todavía en la ‘pomada’, pese a su accidente de hoy. Impresionante el accidente de Jari-Matti Latvala. Ayer, mientras comía con mi mujer y mis amigos en la carpa de Ford, llegó el finlandés andando por su propio pié y pensé que las veinte vueltas de campana que nos había dicho Marc Martí era una exageración. Pero hoy tras haber visto el video ya todo son canas… . En cuanto a Dani Sordo, lástima de ese par de despistes que como le colocan en el podio, le van a decidir por no intentar superar a Mikko Hirvonen, demasiado riesgo para tirar por la borda su tercera posición, pese a haber demostrado que podía echarle carreras a Loeb.
“Yo sigo”, como decía “Kid Tarao”, el popular personaje de Toni Leblanc.