Quién iba a pensar que Sebastien Ogier (Volkswagen Motorsport) iba a tener problemas en el Rallye de Francia, su casa, donde iba a repetir la jugada de 2013 y proclamarse campeón del mundo… Pero esta prueba siempre da sorpresas: tampoco esperaba nadie que Sebastien Loeb se retirase de la competición de la manera en la que lo hizo aquí el año pasado… y mira. En cualquier caso, no podemos adelantar acontecimientos, ya que aún queda mucha cita y Ogier es mucho Ogier. Eso sí, va a tener que «currárselo» bastante si quiere cantar el «We are the champions» ante su público.
La mañana empezó bien: Jari-Matti Latvala, su compañero en VW, ganó el primer tramo, pero sólo por 0,3 segundos. Todo controlado. La mayoría de los pilotos optaron por el compuesto duro de los nuevos neumáticos Michelin, apunta wrc.com, y también casi todos se quejaron del subviraje, pero estaban pensando en la siguiente especial, la más larga del rallye. Ahí empezó el calvario del galo, con un trompo cuando sólo había recorrido tres de sus 34 kilómetros. Después comenzó a perder tiempo debido a un problema en un sensor de la caja de cambios de su Polo R WRC; llegó a la meta con un retraso de más de cuatro minutos… Y aún quedaba una penalización de otros cuatro por adelantarse en el control de salida del tercer tramo. Eso lo dejó a 8:26 del líder. Si eres Ogier, no estás acostumbrado a esa desventaja en la tercera especial de una prueba. Bueno, si eres Ogier, no estás acostumbrado a la desventaja, la verdad.
Mientras Latvala y Andreas Mikkelsen, con el tercer Volkswagen en liza, se afianzaban en cabeza, el Citroën de Kris Meeke les seguía tras un pequeño susto: estuvo a punto de chocar contra uno de los obstáculos puestos en el interior de las cunetas por los organizadores de la prueba para evitar que los participantes «corten» en exceso. Hombre, pasar de una penalización en Australia precisamente por «excederse en la trazada» a esto… Qué contaros.
A todo esto, ¿cómo iba Dani Sordo? El español marchaba en la quinta plaza y era el mejor Hyundai clasificado, ya que Thierry Neuville había tenido problemas de potencia en su i20 WRC y también había sufrido una pequeña salida de carretera.
A mediodía, Latvala y Mikkelsen seguían enzarzados en su guerra particular. Tras ellos, Sordo y Mads Ostberg (Citroën DS3 WRC) subían un puesto aprovechando los problemas en el alternador del Ford Fiesta RS WRC de Elfyn Evans; el galés y su copiloto tuvieron que empujar el coche hasta la asistencia, llegaron diez minutos tarde y sufrieron una penalización. Los fallos en el sensor del Polo de Ogier quedaron solucionados, pero el francés sabía que el tiempo perdido hacía imposible cualquier intento de lograr el título este fin de semana. Para rematar la jornada, la suspensión de su coche se rompió poco después. Aquello rozaba el desastre.
La etapa finalizó con un scratch (mejor tiempo) de Sordo y Mikkelsen, empatados en la última especial. El español es cuarto tras Meeke, que no ha podido igualar el ritmo endiablado de los dos VW. Latvala quiere su primera victoria en asfalto. Mikkelsen, su primera victoria. Y Ogier… En un rallye todo puede pasar. Y aquí queda mucho todavía…