Llegábamos con más ilusión que nunca al quinto Rally de la Comunidad de Madrid, porque era una prueba histórica. Nunca el último rally del año había sido como este. Medio punto separaba a los dos aspirantes al título y no había cabida para estrategias ni para planteamientos de carrera. El más rápido será el campeón.
Esta prueba se celebra en el circuito del Jarama desde hace muchos años, algo que ya no es demasiado popular entre los aficionados, ya a la gente le gusta las carreteras de montaña y las zonas que ponen a los pilotos en apuros, pero es muy mítico, además de ser un gran escaparate para todo el mundo. Hacer un rally de Madrid en el Jarama y no ver a los coches rodar en el circuito, sería algo bastante absurdo. Fueron miles de personas las que no quisieron perderse este momento único para todos. Un fin de semana en que los nervios estaban a flor de piel y se respiraba esa tensión tan emocionante por todas partes. Pero ya desde el primer día, las cosas se empezaron a torcer.
Nosotros estábamos recogiendo ya sobre las once de la noche, después de seis horas de radio en directo, y casi preparados para irnos. Pero de pronto recibimos un aviso. Teníamos que volver a poner el equipo en marcha, porque estaba a punto de pasar algo muy feo. Una conexión improvisada a medianoche, con mucha gente ya descansando tranquilamente, para avisar de que al día siguiente, sábado 22 de noviembre, uno de los tramos cronometrados por el que se hacían tres pasadas, quedaba fuera del itinerario horario del rally. No nos lo estábamos creyendo. La sensación que teníamos era entre decepción, pena y enfado. Nos parecía incomprensible que esto se anunciase a falta de ocho horas para comenzar la segunda etapa. Y todavía nos seguimos preguntando cómo es esto posible.
Para un equipo, ya sea grande o pequeño (llegados a este punto, da igual cómo sea), desplazarse hasta el lugar donde se celebra una prueba deportiva de este estilo es un esfuerzo muy grande. Son muchos días, tiempo, dinero, gente… Para un aficionado, es una aventura. Atravesar España en coche, buscar un sitio para dormir (los que no duermen directamente en el tramo), pasar dos días fuera… Es un esfuerzo enorme, además de un acto de moral y amor extraordinario. Pues alguien, no sabemos todavía quién, se burló de todo esto y se lo cargó.
La explicación: el mal estado del firme, según el comunicado oficial. ¿Mal estado del firme? Si no recuerdo mal, todos los pilotos participantes en el rally de Madrid estuvieron entrenando el día anterior por ese tramo, y ninguno se quejó especialmente de eso. Era un tramo que se veía complicado, pero no más que muchos de los que se corren en otros rallyes. Es normal que en algunos sitios «el firme» no esté como la autovía de A Coruña, por eso es un rally, si no serían las 24 Horas de Le Mans. Es decir, una excusa como cualquier otra. El caso es que la jornada del sábado, que llevábamos esperando más de un mes, se convirtió en quince kilómetros de tramos cronometrados fuera del Jarama (tres pasadas de 5,75 kilómetros cada una por el tramo de Madarquillos), que por supuesto se llenaron de gente (poniendo en peligro también la celebración de dicho tramo), y quedó en evidencia la cantidad de personas de toda España que se acercaron a Madrid a vivir este gran rally, además, treinta kilómetros de vueltas al circuito madrileño.
Varios organizadores de otros rallyes pertenecientes al Campeonato de España se pasaron por nuestro estudio de radio, y todos se quejaban de las fuertes condiciones que se les exigen para poder formar parte del calendario del Nacional de Rallyes de Asfalto. ¿Qué pasa con Madrid? ¿Quién se encarga de que sea una rally serio y de que todo esté bien atado? ¿Quién se cree que la suspensión del tramo de Robledillo se decidió el viernes a las doce de la noche? ¿Quién se cree que a las doce de la noche de un viernes hay alguien trabajando en la Dirección de Seguridad e Interior de la Comunidad de Madrid? Estaba claro que esto iba a ocurrir tarde o temprano, porque este tramo en particular siempre ha sido fruto de mucha polémica. Si todos éramos capaces de prever algo así, ¿cómo es posible que se haya llegado a este punto? Qué falta de respeto tan vulgar y tan cobarde.
Pues ahora me temo que todo se va a quedar tal y como está. En el momento nos lo tomamos con filosofía y tratamos de disfrutar del rally lo mejor que pudimos. No habrá un responsable que dé la cara, ni nadie con un poco de decoro que se digne a decir la verdad. Tres tramos fuera, y la vida sigue.