Si eres muy fan de este deporte, de esos que se tiran el día delante del ordenador buscando datos (consejo: si te reconoces, sal un rato a las cunetas), recordarás la edición 2016 del Rallye de Polonia, en la que Ott Tanak estuvo a hombros de Sebastien Ogier… sin haber conseguido la victoria, como comentan en wrc.com. ¿Cómo se llegó a esa situación? Esto fue lo que pasó…
El viernes, Tanak lideraba la prueba, por delante de Andreas Mikkelsen y Hayden Paddon, aunque sólo estaban separados por 6 segundos. El estonio, con un Ford Fiesta WRC, incluso había superado a Thierry Neuville, que encabezaba el evento el jueves por la noche, pero tres scratches consecutivos de Tanak le permitieron colocarse en la primera plaza provisional.
Ogier, mientras tanto, marchaba en la cuarta posición, esperando que las tormentas hicieran acto de presencia para neutralizar la desventaja que suponía abrir pista. Pero no llovió.
El francés siguió muy frustrado el sábado, descendiendo un puesto, mientras Tanak aumentaba su renta. Fue el más rápido en los tres tramos matutinos , sacando mayor provecho de un agarre que sus rivales no encontraban en las especiales, ya que las afrontaban antes que él y estaban más sucias. Todo parecía estar de cara, la situación era casi inmejorable. Pero ya sabéis cómo son los rallyes.
El domingo, el coche de Tanak sufrió un pinchazo en el penúltimo tramo, empapado por la lluvia. Su ventaja se esfumó de un plumazo y Mikkelsen se anotó el triunfo, el segundo de su carrera, tras el obtenido en España el año anterior. El estonio estaba desolado en la meta, tanto, que Ogier le alzó sobre sus hombros en señal de respeto.
Paddon, por su parte, subió al tercer escalón del podio, aunque a punto estuvo de perderlo a manos de Neuville, que se quedó a sólo 0,8” de su compañero de equipo.
Como ves, fue una prueba muy loca… ¿viviremos algo similar este año?