El Rallye de Portugal está a punto de empezar y, de todo su itinerario, lo que más te interesa es el salto de Fafe. Normal. Porque si lo viviste en la etapa anterior de la prueba lusa, sabes que es mítico. Si lo has visto el año pasado (o el anterior, cuando se hizo en forma de rallysprint), sabes que es mítico. Y si no has ido nunca, te habrán contado que es mítico, casi un lugar de peregrinaje obligado para todo aficionado a este deporte.
La ocasión la pintan calva, ya que este fin de semana tienes la oportunidad de estar allí en primera persona. La cita portuguesa se encuentra relativamente cerca (amigos gallegos, qué suerte tenéis) y merece la pena pasar un par de días o tres disfrutando. Pero de verdad, a lo loco. Vale, para ir a Fafe tendrás que echarle paciencia, ya que estará atestado de gente. Esta especial legendaria es espectacular y todo el que va a este rallye la tiene marcada como aquella a la que hay que acudir sí o sí. Aunque sea el domingo y cierre la prueba, ya que la segunda pasada conformará el Power Stage. Casi nada. Volverás a casa tarde, pero merecerá la pena.
Para llegar con garantías de ver algo, te recomiendo que aproveches las dos jornadas anteriores para acoplarte a algunos de los seguidores locales, que se tendrán bien entrenados los enlaces y atajos; sabrán perfectamente cómo aterrizar en el tramo… y tú con ellos. Si las relaciones públicas no son tu fuerte, otra opción, desde luego, es prepararte bien los mapas y salir de madrugada para coger sitio. Defiéndelo con uñas y dientes, porque vas a ver tanto público como en las especiales de antaño. De hecho, más de un nostálgico esperará un Toyota pilotado por un tal Carlos Sainz… No desentonaría nada en ese ambiente festivo. Añade una súper especial por las calles de Oporto el viernes por la noche, el gran cambio en esta edición, una gastronomía mejor que buena, gente amable y paisajes que merecen una segunda visita. Si buscabas un rallye «como los de antes», bienvenido.