Puede parecer que tener el honor de ser la última prueba de la temporada reste méritos, pero lo cierto es que el tono más o menos festivo y distendido y la proximidad de las navidades alegre el carácter del personal y confiera a la carrera un ambiente distinto. En la última se celebran, ahora sí, los títulos; se lamenta lo perdido y, sobre todo, se empieza a pensar en 2017. Algo por el estilo ha ocurrido en el Rallye Comarca da Ulloa, última prueba de la temporada en un Campeonato Gallego de Rallyes que ya tenía en su mano Alberto Meira pero que, no por ello, dejó de estar presente. Es más, aunque no quiso salir a pelear, sí se puede decir que en esta ocasión se encontró de frente con una victoria que le ha permitido redondear el año.
Alberto, Evo X en venta y con una caja de cambios prácticamente nueva a estrenar tras romperse en el Ribeira Sacra, tenía pocas ganas de arriesgar y sí de vender, quién sabe si tratando de traerse a Galicia alguno de los N5 que se están construyendo en RMC (ya los ha probado, eso nos consta). El caso es que a ritmo pero sin jugársela, se situaba tras un Alberto Otero que sí tenía su Evo IX a punto y todas las ganas del mundo por cuajar un gran papel en una temporada de baja intensidad deportiva. Llegó a liderar, pero un inoportuno pinchazo en el penúltimo tramo echó por tierra el resultado y minó un poco más la moral de este piloto siempre aguerrido.
Con ganas de desquitarse también salía Jesús Ferreiro. La moral también estaba minada tras el amargo abandono del Rallye Rías Altas Histórico. Quedarse a las primeras de cambio y por un vuelco estúpido duele más que por los daños de chapa. Han sido miles las cruzadas y decenas las que han terminado con la zaga de sus Ford Escort apoyándose en la cuneta para después enderezar el vehículo y seguir. En la cita del Nacional de Históricos en Galicia en vez de eso provocó un rebote del eje delantero hacia el talud y el ya conocido vuelco. Así que con el miedo en el cuerpo Ferreiro aprovechaba la prueba de casa precisamente para eso, para probar soluciones, especialmente de suspensión, en el Escort RS1800 Gr.4. Tan bien salió la cosa que el cuarto puesto final (tras los Evo de Meira y Otero o el Subaru del rapidísimo Félix Macías) supo casi a victoria, por todo lo que implica la diferencia de años entre coches, el potencial y la capacidad de tracción en unos tramos que resbalaban como el jabón. Ferreiro suspiró aliviado al final y dejó salir una sonrisa que hacía tiempo no se la veíamos.
¿Las lágrimas?, de alegría para algunos de los pudieron confirmar aquí los títulos en las copas que quedaban por decidir. Adrián Gil en la Pirelli AMF o Iago Gabeiras en la Seguro x Días, porque el resto eran cosa hecha o casi hecha. Jorge Pérez (5º en la general scratch) confirmaba la Top Ten apenas tomando la salida en la Ulloa; Álvaro Méndez llegaba ya con el título en el bolsillo, aunque luego en carrera no entiende de medias tintas e incluso al final su equipo celebró la temporada con bombas de palenque que agitaron un Monterroso adormecido y aterido de frío. Juan Carlos «Piru» Castro hacía lo propio en el Trofeo Iniciación; ese tan interesante que se disputa con los Seat Marbella y que para el ya campeón aquello del último rallye del año casi fue un paseo por los Champs Élysées, como en el Tour de France (así, con acento, para darle más empaque al asunto).
Ah!, los chicles. Forman parte de la terapia de Alberto Meira para dejar de fumar. La ansiedad puede con uno y a falta de pitillos buenas son las gomas de mascar. Pero, ¿dónde poder llevarlas dentro del coche de correr? ¡Chupao!, en la barra antivuelco junto a la puerta. Un bonito bote -omitimos la marca- sujeto con dos bridas que, a modo de dispensador, aliviaba la ansiedad del ya bicampeón gallego de rallyes.
¡Enhorabuena a todos!