«Que sí, que vale, que he ganado pero esta se la debía a Rebeca -Liso- y ahora viene Ferrol y allí las cosas no van a ser como aquí…».
Cristian García trata de justificar lo que hasta el momento está siendo una temporada perfecta para sus intereses. Hasta para eso es un tipo modesto que trata de quitar hierro y relativizar una situación que ha cambiado por completo el panorama en el Campeonato de España de Rallyes de Asfalto. De sus dotes al volante ya ha dado buena muestra en temporadas anteriores. Piloto rápido y regular como pocos, estaba claro que a poco que contase con apoyos y un buen coche las victorias empezarían a llegar… y hasta el momento lo han hecho en torrente y con una perspectiva que para sus rivales tiene pocos visos de mejorar, más allá de tratar de estar más cerca del líder del Campeonato, esperar algún error o avería y evitar que las diferencias sean tan abultadas como hasta el momento.
De la Federación y sus decisiones técnicas se ha hablado mucho en estas semanas, pero lo cierto es que al bridar los Porsche han conseguido dos efectos: uno positivo, como es el de aupar a una nueva cara; y otro no tanto, al elevar a los altares a un vehículo que se encuentra cerca del final de su homologación -y que además hace tiempo que no se comercializa- encargado de dar sopas con honda a los que se consideraban como la panacea del Campeonato -los R5- y a los GT, con los que hasta el pasado año al menos había cierta variedad de nombres en el palmarés de los rallyes, con los Fuster, Burgo, Ares o Vallejo.
Cuestiones técnicas aparte, ello no resta ningún mérito a lo demostrado por Cristian hasta el momento, quien tras el Rallye Sierra Morena encara la temporada en una situación ventajosa.
Una temporada en la que, a medio camino entre el cabreo justificado y la rabia al volante, Pedro Burgo también ha demostrado que se puede estar en podio con el GT3. Vamos, que sin las grandes inversiones en R5 sigue manteniéndose en los puestos de arriba. Obviamente no está en disposición de luchar por la victoria en condiciones normales, pero hasta el momento tampoco lo han estado vehículos de otras categorías.
Quizás todos esperaban algo más de los hermanos Vallejo en esta cita, pero lo cierto es que el propio Sergio ya lo venía anunciando días atrás, desde los tests realizados con el nuevo Citroën DS3 R5. El cambio es brusco y la adaptación llevará un tiempo. El gallego es optimista, si bien pequeños problemillas durante la carrera cordobesa le impidieron estar algo más cerca y no sufrir las diferencias que finalmente marcaron sus rivales. Nada que no se arregle con las nuevas evoluciones de Citroën Racing con las que espera contar más pronto que tarde.
En dos ruedas motrices creemos Suzuki ha dado con la tecla a la hora de encontrar un sustituto provisional a Joan Vinyes. Un piloto joven, proveniente de su cantera, con ansias de apoyo y promoción como es Adrián Díaz, no ha desaprovechado la oportunidad y además de puntuar también ha logrado victoria. Sí, se benefició de un inoportuno pinchazo de Gorka Antxustegi para auparse al liderato, pero hasta el momento no ha mostrado debilidades y sí un trabajo serio, discreto pero efectivo, que encaja a la perfección con la filosofía del equipo.
Díaz vencía en una categoría en la que, Pernía mediante, los Opel han vuelto por sus fueros. El agobio canario se ha tornado en cierta calma tras la victoria de Esteban Vallín entre los R2. El asturiano se hace con el liderato, entre otras cosas porque Manuel Mora volvía a quedarse en la estacada, sumando su segundo cero de la temporada. La ya no promesa y sí realidad de los rallyes ha agotado el saldo de descartes. A partir de ahora la modernísima mecánica tricilíndrica no debería fallar para puntuar sí o sí.