Según señalan en wrc.com, cuando era joven, el cuatro veces campeón del mundo de Rallyes ya soñaba con llevar un monoplaza de la máxima categoría en los circuitos. Y al fin, ver a Sebastien Ogier en un F1 es una realidad; Red Bull le ha ofrecido esta oportunidad inigualable.
Ogier: “No soy un kamikaze”
“De niño estaba viendo a Ayrton Senna, él era mi ídolo (tiene hasta su moto, pincha aquí para recordar esta historia) y, por supuesto, soñaba con probar uno de esos Fórmula Uno. Para que un piloto se divierta, necesita ser rápido; un F1 es lo más rápido que puedes conducir, así que, por supuesto, quería sentirlo algún día”, explica.
Esa jornada tuvo lugar en el Red Bull Ring, sede del GP de Austria. A disposición de Ogier, el RB7, que logró 12 victorias y 27 podios en 2011 y procuró a Sebastian Vettel su segundo título.
El ex-piloto de la escudería David Coulthard estuvo al lado de Ogier para enseñarle los secretos de esta máquina, con un motor V8 y capaz de alcanzar los 325 km/h, y del trazado, con 4,3 km.
El francés completó 100 km a los mandos del monoplaza. “Ha sido increíble y un gran descubrimiento, muy diferente a lo que he pilotado antes. Me he divertido. Este coche es súper rápido, pero también me he sentido muy cómodo. Sólo he jugado con el control de tracción: lo fui quitando gradualmente hasta desconectarlo del todo. Fue interesante comprobar lo nervioso que es el F1 sin él y lo suave que te obliga a ser con el acelerador”, ha comentado.