Parece ser que esta semana los tramos asturianos han sido un constante ir y venir de vehículos con deportistas entrenando fuera de lo permitido y saltándose todas las normas del juego.
No puede ser que queramos que desde fuera se respete el deporte si no lo respetamos ni si quiera desde dentro. Haciendo trampas, no hay buenos pilotos, hay mediocres haciendo buenos tiempos. Si todo esto es cierto, se está engañando a la afición, y sobre todo se están engañando a ellos mismos, porque se creen mejores y es evidente que no lo son. El que necesita dar pasadas fuera de lo permitido, es que es muy consciente de que solo con sus habilidades no es capaz de ganar a su rival. Y no es por nada, pero subestimarse así a uno mismo, es de lo más triste que he visto jamás.
Por otro lado, y bajo mi punto de vista el más importante, hace falta ser macarra y poco cívico para pasar por pueblos y caminos, donde la gente está haciendo su vida con normalidad, molestando e incluso conduciendo de una forma temeraria (y esto no lo decimos nosotros, lo dicen los vecinos). Estas personas que viven en las zonas por donde pasan los tramos, no tienen la culpa de que los pilotos no entiendan la esencia del deporte, y con eso lo único que se consigue, es que ningún ayuntamiento quiera que la prueba pase por su localidad. Muy inteligente es contribuir a que desaparezcan los rallyes que se supone tanto aman.
La solución es complicada. Por una parte, entiendo que el organizador de un rallye no quiera cargarse su propia prueba, por la que ha estado dejándose la piel todo el año, excluyendo a los pilotos que se saltan las normas. Por otra parte, ningún miembro de la Federación Española de Automovilismo tiene autorización para dar el alto a un vehículo, eso solo puede hacerlo la Guardia Civil. Significa que para que la Federación actúe, hacen falta pruebas concluyentes y a partir de ahí, poner en marcha las medidas pertinentes.
¿Cual es el resumen de todo esto? Que solo los equipos y pilotos pueden acabar con esta situación. Solo ellos son los que tienen que concienciarse de que hacer trampas no les hace más rápidos, les hace menos hombres. Hay mucha gente sueña con correr y que no puede por falta de medios, otra mucha que se desplaza muchos kilómetros para ver a sus pilotos batirse en los tramos, y hay mucho trabajo en las organizaciones para que los que corren hoy, puedan seguir haciéndolo mucho tiempo.
También es cierto que a pesar de los comentarios y las críticas, no hemos visto todavía una sola prueba que corrobore la certeza de estas acusaciones, y sin pruebas no hay delito.