Hora de salida de Limassol: 6h 30 de la mañana. Hora de llegada: 18h 15 de la tarde, lo justo para pillar a los pilotos en la asistencia. Frutos: apenas 2 tramos de los cinco celebrados.
Uno no deja de añorar los viejos tiempos, de aquellos Sanremo en la Toscana, tramos como Raddi, Chiusdino (algún día hablaré de mi amigo Rodolfo, el carabiniero) en los que era posible ver con un buen ‘copiloto’ hasta siete tramos en una jornada. Hoy me he tenido que conformar con dos: en el primero sobre las nueve y media de la mañana, un salto que no ha sido tal para los Citroën, apenas un compresión y un eje trasero saltarín que se han traducido en que picaran de morro, y a fastidiarse. Afortunadamente, los Ford lo han arreglado y aunque alguno como Jari-Matti Latvala ha tardado veinte minutos en aparecer, la final lo hemos salvado por los pelos.
Luego, a esperar seis horas para verlos de nuevo, a las tres y pico de la tarde, rezando para que el sol no se ocultara tras el monte Troodos y que la lluvia no apareciera. ¿Cuánta caja hacen los organizadores en el Service Park o cuantas camisetas de Subaru, WRC, Ford o Citroën se venden como para obligar a los pilotos a bajar de nuevo a la playa? ¿no es posible una asistencia remota que permita que los pilotos no se ‘enfríen’ y los espectadores no tengan que buscar un bar desesperadamente en el que matar las horas muertas?.
Yo que venía al Mundial a perder los kilos que gana uno en casa cargando con doce kilos de mochila en material Nikon, sacando la lengua para llegar a una curva decente más cuesta arriba que cuesta abajo. Al final me voy que tener que apuntar a un gimnasio para hacer honor a mi apellido…
Menos mal que Sebastien Loeb corrió el viernes y aunque hoy ha perdido algo de tiempo con problemas de frenos y por abrir pista en los tramos de la tarde, ya que el fuerte viento los ha secado más de lo normal, el francés goza de una ventaja razonable. Dani estaba enfadado, solo le piden que lleve el coche de vuelta pero no tiene luz verde para luchar con Hirvonen, o sea que si sale le tocará pagar el pato…, pero si no puede con el de Ford, ¿le servirá para renovar su contrato el simple hecho de acatar las órdenes?.
Mas disgustado estaba Egoi Valdés que en el segundo tramo de tierra de su vida rajaba el depósito de su Subaru Impreza y se quedaba sin gasolina, lo que le llevaba a un nuevo abandono, ¿será hora de cambiar de preparador…?.
Como ayer no le dimos de comer, JB hoy nos ha abandonado…
Mañana suenan campanas de record olímpico. Hasta entonces