Como tanto el shakedown como la primera y segunda etapa se nos dio francamente bien, siete tramos en total que con excepción del primero fueron satisfactorio fotográficamente hablando; he hecho como Dios, descansar al séptimo día, para pasar a cubrir el reagrupamiento y la asistencia prevista mitad de la última jornada. O sea desayuno a las diez, dejar de lado la ropa de trabajo por la de viaje, que de fotos de tramos voy sobrado.
El control horario previo al reagrupamiento en lugar de hacerlo a cubierto en el Viking Ship de Hamar, el estadio de hielo que alberga el Parque de Asistencia conocido así por su parecido a un barco vikingo o ‘Drakkar’ por decisión de los organizadores se hace en el exterior, a pelo.
Menos mal que los pilotos han decidido salir de sus monturas lo que permite tomar fotografías sin problemas y charlar con ellos. Algunos como Matthew Wilson y Cato Menkerud, copiloto de Henning Solberg, calientan sus manos en las aberturas de evacuación de calor del capó. Y es que cualquier es solución es buena para subir la temperatura de el cuerpo además de un café, ya sea espresso o el agua sucia que algunos llaman americano.
Dani está de buen humor: “Hoy hemos sido los más rápidos: nos han medido con el radar en un tramo a 206 kilómetros por hora. Por lo demás en Citroën nos han dado carta blanca para ir por Henning, pero a la vez nos piden que acabemos. Nada más es un punto de diferencia”. Ahora toca la versión del asiento derecho, la de Marc Martí: “Las notas en el primer tramo no eran las mejores ya que aprovechamos las de 2007. El primer día fuimos bien, con confianza, pero por lo menos hemos estado donde tocaba”.
Tanto Mikko Hirvonen, como Jari-Matti Latava o Henning Solberg, muestran los ‘besos’ de las carrocerías de sus Ford Focus contra los bancos de nieve. El chapista, o mejor dicho, el especialista en fibra estará frotando las manos de regreso a Dovenby Hall. Incluso el Citroën C4 de Seb tampoco está intacto y en la asistencia del equipo francés se apilan los parachoques delanteros y traseros.
En las tribunas vacías un recuerdo de los tifosi a su ídolo ausente, Gigi Galli.
Es hora de devolver el objetivo Nikon de 14-24mm gentilmente cedido por el importador noruego y que me ha permitido alguna instantánea espectacular, pero resulta demasiado caro para mi bolsillo. Toca preparar las fotos, las crónicas de MARCA y estas líneas, con un alto para meter algo caliente en el estómago junto a Ricardo Muñoz, decano de los periodistas españoles en el Mundial.
Se acaban la lluvia, el frío y la nieve.
Tres semanas de descanso antes de poder tomar el sol, espero, en Chipre y con la perspectiva de la 50ª victoria de Sebastien Loeb. ¿Podrá alguien impedírselo?.
Hasta entonces