El hecho de tener un Parque de Asistencia fijo en los rallyes del Mundial restringe el uso de tramos cronometrados muy alejados de la misma. La única solución es hacer un parque remoto para volver al fijo al final de la jornada.
Eso ha sido lo que ha sucedido hoy en el Rally de Gales, perdón de Gran Bretaña. Para que los participantes pudieran correr en los bosques de Hafren y Miherin los organizadores han tenido que disponer una asistencia en la población galesa de Builth Wells y un ‘refuelling’ remoto ya que la distancia de Cardiff a la salida del primer tramo era de más de 163 kilómetros tras más de tres horas de conducción. O sea salir a las seis de la mañana para colocarse el casco a las 9h 23.
Ha tocado, pues, madrugar. La primera regla para un reportero es ir delante de los pilotos, o sea que dormimos menos que ellos. Además ‘Montse’, nuestro navegador GPS, nos ha hecho dar una vuelta innecesaria, aunque eso sí no hemos visto un radar. Nuestro destino era el segundo tramo, Sweet Lamb, el único de los tres de hoy que se corría fuera de la masa forestal y que incluía un par de saltos y vados de agua, o sea que había donde elegir posiciones.
Esta vez Mikko Hirvonen no nos ha dado un susto como el año pasado, aunque Dani Sordo estuvo en la primera pasada a punto de pararnos el corazón al cerrarse demasiado en uno de los saltos. Tras esperar el paso de los 63 participantes, puesto tocaba desayunar aunque el reloj marca las doce ya que nuestro hotel tenía el restaurante cerrado. Ya habíamos estado el año pasado en el ‘Blue Bell Inn’ donde Jordi Rierola continuó trabajando descargando fotos en su ordenador mientras devoraba, los huevos con beicon, los ‘beans’ con tomate, una salchicha con champiñones, todo regado con una ‘pint’.
Finalmente, la lluvia nos respetó incluso en la segunda pasada en Sweet con el sol asomando tímidamente. Si por la mañana prácticamente todos los fotógrafos con peto permanente FIA estaban a la vista, estaba claro que había que buscar sitios nuevos, o sea que tocaba escalar la montaña y ver unos pocos para poder bajar a la asistencia donde nos esperaba un Dani Sordo aterido de frio ya que en Citroën habían decidido quitarle el anorak y sustituirlo por un ‘canguro’ contra el viento ya que el Citroën C4 WRC debía portar abordo las posibles piezas a mecánicas a sustituir. Y es que un kilo es un kilo, en España y en Gran Bretaña….