La segunda etapa del Rallye de Alemania no es mi preferida. Los tramos no son como los que discurren en el valle del Mosela, son más planos en los que se alternan trozos en bosque con planicies verdes.
Hoy el recorrido de enlace hacia el primer tramo pasaba por nuestro hotel en el pueblo de Holzerath. Así que hemos salido justo por delante de Dani Sordo antes de ir al segundo tramo a un paso entre casas donde solo hemos visto nueve coches para llegar con tiempo al tramo de Panzerplatte, en Baumholder
Baumholder es un pueblo-dormitorio, sede de una base americana de entrenamiento de tanques. Los 48 kilómetros del recorrido son una retahíla de cruces, de carreteras paralelas salpicadas de tanques e incluso de un avión de combate que no estaba en la última edición. Pero la disposición de su trazado permite a la multitud de espectadores ver los coches incluso dos veces en un punto del tramo donde casi se cruzan.
Pero además está Gina. Y no precisamente la Lollo. Es el salto más famoso del Rally de Alemania, una rampa de escaso desnivel, pero que sorprende al piloto después de una recta de un kilómetro en descenso donde se rozan los 140 kilómetros por hora. Pero hay que tener h… para no levantar el pie si se quiere saltar.
Para colmo de los fotógrafos, Red Bull, el patrocinador de la prueba germana, acostumbra a colocar un arco inflable con sus colores que todos tratamos de no incluir en la foto. Si el piloto tiene un par y salta alto (la palma se la han llevado este año Kimi Raikkonen, François Duval y…Albert Llovera) te tragas los toros enfrentados por narices, aunque también depende de qué lado de la carretera utilice para el lanzamiento. En definitiva, que es una lotería obtener una buena foto, o por lo menos yo no he marchado satisfecho, a excepción de la de Dani Sordo.
Como uno también añora las asistencias de otras épocas, sin carpa alguna, las Zonas Remotas de Asistencia son una oportunidad única en el siglo XXI para fotografiar los coches bajo el sol y además los espectadores suelen ser tan solo los habitantes de la localidad, en este caso Birkenfeld. Incluso los pilotos se sienten más relajados de lo habitual, por lo que Dani Sordo, entre bromas, ha hablado claro.
Luego, mientras Jordi Rierola cumplía con sus obligaciones: Araujo, Llovera, Jourdain, Valdés y los chicos Pirelli, técnicos y pilotos, Julián Gonzalez y yo preferimos refrescarnos con una nueva cerveza de trigo, la Kirner, la cuarta en su clase de este fin de semana tras la Erdinger, Paulaner y la Franziskaner que sigue siendo mi preferida, mientras charlábamos de lo complicado que es un deporte como el del automóvil. O lo que lo embrollan algunos.