Esta noche ha llovido un poco y ha mejorado algo la temperatura ambiente, pese a lo cual el pobre Jordi Rierola lleva dos noches casi sin pegar ojo por lo que hoy ha aprovechado los intervalos entre las dos pasadas que hemos hecho en Jukojarvi y Myhinpaa para echar una cabezadita. Schisssssssssssssssssssssssssss……………que no lo sepa el jefe boloñés.
Desde 1984 no he visto un planteamiento de rallye tan malo como esta 60ª edición, que ha obligado a todo el mundo a moverse unos 150 kilómetros desde los tramos del oeste de Jyvaskyla hasta los del este. Nosotros para evitar el tráfico de los participantes y evitar la ciudad hemos decidido dar una gran vuelta por el norte, pero no hemos sido los únicos…, así que en las distintas rotondas o stops se formaban colas kilométricas, que nos han obligado a bajar en escalones tomando carreteras de tierra. Después de tres horas de conducción hemos llegado a Myhinpaa y sus saltos donde nos esperaba un atasco de ocho kilómetros, pero menos mal que hemos aguantado el tipo con una coca-cola y un Mars como todo alimento, porque los organizadores habían decidido cortar el acceso cinco kilómetros antes y proporcionar un servicio de autobuses hasta el tramo. Aún así hemos llegado arrastrando la lengua, sin provisión alguna de helados como la que tenemos en la sala de prensa: ayer cayó como media docena.
Las esperas entre tramos ha dado para charlar tirados por la hierba con los colegas, aunque la presencia de la novia de Ogier ha hecho que algún comentario no saliera de mi boca. Por cierto, en la otra banda están la madre de Sordo, Montse y la novia de turno. La crisis mundial se ha notado en la presencia de espectadores cifrada en otras ocasiones en el medio millón, aunque no en los tramos de enlace donde familias enteras agitaban sus banderitas blacas con una cruz azul cruzada al paso de los pilotos. Oiga, y no había las de cada región… . A ver si tomamos conciencia de quienes somos después de lo de ‘la Roja’ de una puñetera vez. Parece que en Finlandia aprendieron la lección en 1918 y nosotros no.
Después de los cuatro tramos hemos podido llegar al parque de asistencia antes de que llegaran los pilotos de la Superespecial de Laajavuori, charlar con un nada contento Dani Sordo que ha tenido una larga conversación con su ingeniero, ahora en la tienda del Junior Team y no en el camión oficina del equipo oficial.
Hoy ha vuelto a pasearse por aquí Jean Todt, el presidente de la FIA después de sus declaraciones de ayer sobre aumentar el kilometraje de las pruebas del Mundial de los 350 kilómetros actuales a 800 como eran antes y eliminar el parque de asistencia fijo. Ojalá. El excopiloto ha aprovechado para saludar a Sebastien Loeb y tratar de saludar a Kimi Raikkonen, pero el finlandés parecía pasar hasta de su exjefe de equipo en Ferrari.
Son las once de la noche, hora local, todavía me queda el Télex, nos quieren echar de la sala de prensa para que no me lleve los helados y mañana diana a las cinco de la mañana….
¡Quiero vacaciones!