La duda era esta mañana qué tramo elegir. O Bitche Camp, un tramo dispuesto en una zona militar de 24,70 kilómetros, con casi un sesenta por ciento del recorrido en terrenos militares a kilómetro escaso de la frontera con Alemania en la famosa línea Maginot, o el de Haguenau, de 4,2 kilómetros en el centro de la ciudad de Haguenau, la población natal de Sebastien Loeb donde la organización había dispuesto el último tramo pensando obviamente en la consecución horaria del séptimo título del francés en su lugar de nacimiento.
Dado que ambos se repetían dos veces, el de Bitche Camp de forma seguida, y que debía de presentar menos problemas por su lejanía, decidimos ir hacia él sin ni siquiera pensar en la ruta alternativa de los vehículos de rallye. Craso error. Empezamos a hacer cola en la misma Haguenau, a 40 kilómetros del destino, bien a causa de las rotondas o los semáforos, llegando con el corazón en un puño, incluso desistiendo del punto elegido: simplemente el más cercano, la meta.
Y es que si ayer insistí en la masiva asistencia de público, este domingo soleado ha invitado a todos los alsacianos a salir de sus casas, como el propio Loeb reconocía. Kilómetros de coches aparcados en aceras afortunadamente con la Gendarmerie sin extender recetas, en fin que dudo que el Rallye de Francia vuelva a Córcega ya que la repercusión publicitaria de Citroën en medios y directamente al público francés debe haber batido récords… . Desgraciadamente al final ese exceso de espectadores resultaba en la cancelación de la segunda pasada, siendo afortunadamente advertidos a tiempo por un comisario para tomar las de Villadiego a tiempo y evitar un fenomenal embudo huyendo por una ruta alternativa para llegar a la pequeña asistencia de Citroën antes del podio.
A veces doy gracias de no ser fotógrafo del corazón o de medios donde la noticia no respeta ni a los muertos. Pese a tener el nº 3 de la cola de la carnicería, es un decir, en cuanto ha llegado el coche de Seb a su ‘box’ ha sido el despiporre, todo el mundo se ha echado encima de él con máquinas fotográficas o cámaras de video pese a los esfuerzos de María de la Piedra intentando placar, cual jugadora de rugby, el asalto de los medios visuales. Sin éxito, claro. Yo he acabado desistiendo incluso después de haber previsto el ‘ojo de pez’ en una de mis cámaras que siempre viene bien en estos líos. No quiero pensar lo que habrá sido en la meta de Haguenau en donde el colega Pascal Huit estuvo anteriormente, llegando después a la asistencia Citroën, al podio final en la plaza del Parlamento de Estrasburgo y, finalmente a la conferencia de prensa… . Casi ná.
En fin, alabar la profesionalidad de Sebastien Loeb atendiendo a todos los medios pese a ser la séptima vez que contesta preguntas parecidas y no se en que estaría pensando Dani Sordo para poner como puso de champagne (o cremant d’Alsace) a Olivier Quesnel en el podio. Supongo que en breve conoceremos la causa.