Todos los equipos se quejan por norma de los enlaces largos y eso que algunos de los actualmente presentes en el WRC ya realizaban el Sanremo-Livorno entre la etapa de apertura de asfalto y las de tierra en la Toscana en el viejo mundialista Rallye de Sanremo.
Aquí te meten 160 kilómetros de enlace antes de ver el control de salida por carreteras entre setos y nadie dice nada. Total que desde que Sebastien Loeb se sentó por última vez en su Citroën C4 WRC a las seis de la mañana hasta llegar a la salida del tramo de Hafren estuvo 3h 38m de recorrido de enlace. Tres cuartos de lo mismo para un servidor hasta llegar al segundo, Sweet Lamb, ‘el dulce corderito’ que tiene coña la cosa…, un tramo recuperado hace unos años que dada el condimento existente: saltos, charcos y paellas, debería albergar cuanto menos más del cincuenta por ciento del publico que hoy ha visto el Rallye de Gales. Pues para echarse a llorar y, francamente no creo que sirvan de escusa las 20 ‘pounds’ esterlinas del ticket de entrada o las 90 del pase para el fin de semana. ¡Ay, aquellos viejos ‘Mickey Mouse’ con aparcamientos a reventar… .
Por la mañana nos libramos de la lluvia, pero por la tarde arreció fuerte y en estos casos de poco valen los paraguas o los pantalones de golf. Solo cabe contentarse como el fotógrafo local Maurice Selden que se lo toma con filosofía casi pidiendo a Dios más agua o embutirse dentro del anorak con gorro y bufanda como un conocido piloto español, ahora reconvertido en manager de piloto mexicano (ver foto) esperando que nadie le descubra.
Afortunadamente entre pasada y pasada, el pub Blue Inn de Llangurig tenían wifi y después del clásico ’24 hours breakfast’ pude mandar una foto de Xevi Pons sin tener que preocuparme de la vuelta a Cardiff, ya que entre ‘México lindo’ Jourdain y ‘Copacabana’ Nobre, compromisos ineludibles para Jordi Rierola, salimos a las quinientas de Sweet Lamb, y tuvimos que apechugar los atascos por obras y cruces de pueblos de una sola calle, pillando por los pelos a Dani Sordo y Xevi Pons para conversar unos minutos apenas aparcadas sus monturas en las respectivas asistencias. Así que como viene siendo norma últimamente, son las 11 de la noche hora española, somos los últimos en salir de la sala de prensa. Para que luego digan.
Mañana, more