Una de las cosas que me gustan de Portugal es su café. Por pequeño que sea el pueblo siempre existirá un lugar donde tomar uno y casi siempre de excelente calidad. Así pues, esta mañana dado que en el mega apartamento de que disfrutamos en el golf de Vilamoura por tan solo 29 euros diarios no dispone de servicio de desayuno, ha sido necesario buscar un bar en Serra da Estrela uno para despertarse después de la inacabable Superespecial del jueves por la noche.
Con tan solo uno tramo en sentido inverso respecto a la edición no resulta fácil encontrar sitios novedosos. Y pese a las cinco horas entre los dos bucles hoy ha habido que contentarse con dos tramos para ver dado que debía esperar a los pilotos españoles. Pero los dos sitios buenos en el tramo de Ourique, un salto y una curva con una casa típica apenas medio kilómetro después, tan solo disponían de buena luz por la mañana. O sea que había que decidirse por uno u otro lugar aunque el magnífico y soleado tiempo anunciado no se ha confirmado y las nubes negras nos han hecho temblar y cambiar el diafragma de los objetivos sin cesar ya que los programas de exposición automática de las Nikon dejan bastante que desear.
Espera que te espera a Alex Villanueva y al final no habido suerte, así que al final hemos tenido que correr incluso para hacer un tramo de enlace en el pueblo de Santa Clara, aunque no tanto al salir de Ourique ya que nuestro Seat León era demasiado bajo además de ser cuatro personas dentro y hay que pensar que el domingo tenemos que regresar con el vehículo intacto a Sevilla.
La verdad es que los tramos de enlace a veces valen la pena, tanto fotográficamente, aunque a veces creo que entre todos los colegas podíamos alquilar un autobús; como el hecho de no tener la sensación de ser una estatua de yeso cada vez que pasa un coche: se puede uno sentar, tomar una cerveza invitados por el menor de los Bueno, Alberto, hijo de Javier o un helado como un Magnum Clasic, gracias Julián. Las posibilidades de foto en Santa Clara eran bastantes aunque había que tener cuidado de no incluir ningún colega o algún güiri despistado en el encuadre.
Y así, sin comer, directos a la asistencia donde charlar un poco con la formación española a donde por una vez llegamos antes que Sebastien Loeb. “Vaya sitios más chulo os buscáis”, nos espetaba Marc Martí no tan ocupado en los enlaces como en los tramos cronometrados, mientras toda la prensa española trataba de sonsacarle si los rumores sobre su sustitución por Diego Vallejo al lado de Dani Sordo eran ciertos.
Pero la hora de menos en Portugal sigue siendo una losa a la hora de envíos de fotos y crónicas y como además a las nueve de la noche hay una luz como a las seis en Barcelona, uno no entiende que el estómago proteste mirando por la ventana de la sala de fotógrafos que sigue llena de compañeros, mientras que en la de prensa los afortunados ‘plumillas’ ya tienen la servilleta puesta en el restaurante…. .