El Automóvel Clube de Portugal se veía obligado a adelantar en media hora la salida de la tercera y última etapa al tener que ampliar a tres minutos las salidas de los pilotos oficiales, lo que hoy ha hecho que muchos espectadores hayan llegado tarde a los dos primeros tramos cronometrados, algunos también por exceso etílico durante la noche entre los que no faltaban algunos compatriotas, andaluces por más señas.
Jordi Rierola me comentaba que el año pasado fue mucho más fácil el cubrir tramos que en 2010 pese a cambiar tan solo la dirección de una prueba. Nuestro plan inicial era hacer dos tramos, pero al tener Jordi que esperar a Albert Llovera y Egoi Valdez el regreso al podio y a Sevilla se complicaba por lo que nos fuimos a un punto conocido del segundo, Loulé, donde ya habíamos estado hace dos años en la edición del IRC. Como siempre la GNR no facilitó las cosas sobre todo a la hora de aparcar aunque no encontramos ninguna ‘receta’ en el parabrisas.
En la espera estuvimos pendientes de los SMS de los tiempos de los Sebastien, Loeb y Ogier. Si en el primero parecía que el seis veces campeón del mundo le iba a dar la vuelta a la tortilla de nuevo, después de que pasaran por nuestro lado comprobamos en nuestras cámaras que Ogier había sido tres segundos más rápido. Alguna ventaja tenían que tener las máquinas digitales sobre las analógicas, aunque ayer en una subasta en Viena se vendiera una Daguerrotipo Giroux de 1839 por el increíble precio de 732.000 euros… .
Al final no sé si tenía más prisa para escapar de la Sala de Prensa del Rallye de Portugal que si por perder mi avión en Sevilla o para no verle la cara a Sebastien Ogier rodeado de toda la prensa gabacha ni la cara de circunstancias de Dani Sordo. Qué pena.