Una semana más tarde y habría que haber suspendido el Rallye de Suecia. Hoy las temperaturas en la región de Varmland han superado la barrera de los 0ºC positivos y el deshielo ha sido evidente en los tramos aflorando la tierra de modo que los pilotos han sufrido para mantener sus coches en la carretera.
En el tramo de Varmullsasen, o sea el clásico de Hagfors con un nuevo final, los organizadores habían intentado montar un segundo salto tipo ‘Colin Crest’, pero el fiasco ha sido total y eso que hemos acudido a la primera pasada cuando todavía Sebastien Loeb seguía desafiando a Mikko Hirvonen. Había que hacer un tramo más y hemos elegido Ramen, un cruce conocido cerca de la casa que solíamos alquilar otros años en Gustavfors en lugar de dormir en Karlstad como este año. El sol ha vuelto a salir y hemos tenido que ir moviéndonos al mismo tiempo que las sombras de los árboles. Si con Hirvonen hemos tenido suerte a partir de Kimi Raikkonen, undécimo coche, a partir del finlandés todos parecían una manada de cebras… .
Una cosa a destacar de este Rallye de Suecia ha sido el escaso control que los comisarios sobre los fotógrafos haciendo la vista gorda de donde nos situábamos. Es más, los hemos sorprendido haciendo negocio vendiendo perritos calientes a nuestro colega alemán Daniel Roesseler en lugar de velar por la seguridad del tramo. Ni siquiera Jacek Bartos, el responsable de seguridad de la FIA ha volado en su temido helicóptero rojo para nuestro alivio. Así que hemos estado codo a codo con espectadores tan bien organizados como los checos cuyas banderas han sido una marea en los tramos suecos. Nuestro chaleco de fotógrafo tan solo ha servido para estar más calentitos.
En cuanto a los otros españoles, los que no salen en los periódicos, Jordi Barrabes ha logrado acabar en decimo séptimo lugar acompañando al italiano Fabio Frisiero. Peor suerte han tenido Alexander Villanueva y Arielle Tramont que se han salido de la carretera.
Volver a casa mañana por lo que parece no va a suponer estar más calentitos dada la ola de frío que azota la piel de toro o sea que no sé si cambiarme de ropa para montar en el avión. Por lo demás aprovecho para mandar un beso a Adrián que hoy ha hecho siete años y su padre no ha podido estar con él para hacerle una foto soplando las velas de su pastel por tener que estar siguiendo a unos “chalados con sus locos cacharros”. ¡Felicidades!.