- Victoria nº 61 de Sebastien Loeb, mucho más tranquila que la del año pasado hasta que Dani Sordo le abrió la puerta, favor que este año no le ha podido devolver y como el propio heptacampeón del mundo apuntaba antes de tomar la salida: “Ni el propio Dani la querría así”.
- También el piloto cántabro apuntaba que el largo tramo del Priorat, de 42,3 kilómetros, no iba a poder ser decisivo a causa de las características de los neumáticos actuales. Y así fue, pese a ganar Sordo tres de los cuatro tramos del domingo, apenas pudo restar una decena de segundos hasta quedar a 5,8 segundos de un Petter Solberg eufórico de ganar a un coche oficial con un C4 privado como el suyo.
- Ford ocupó todas las posiciones de la cuarta a la novena, cual copa de la marca del óvalo fuera, con Jari-Matti Latvala en primer lugar y un Henning Solberg que se coló en la octava posición, quien ya fuera el primer vehículo Super2000 clasificado en Francia, por delante de la jauría del Mundial de la especialidad.
- Drama en el Mundial Junior. Primero al líder, Yeray Lemes se le reventaba una rueda trasera en el tramo del Priorat y el piloto de Lanzarote tenía que parar a cambiar perdiendo más de dos minutos, lo que dejaba el holandés Hans Weijs en cabeza y con el título Junior en el bolsillo. Pero luego en el segundo pasopor el mismo una avería en el sensor del cigüeñal del Citroën C2 S1600 del holandés le costaba diez minutos y el triunfo, finalizando en tercer lugar, pasando el título a Aaron Burkart y su Suzuki Swift, cuartos clasificados, pero quienes contaban con siete puntos de ventaja, logrando el piloto alemán un ansiado título que había perseguido en los cinco últimos años. ¿Se puede pedir más emoción?
